Star Wars Episodio VII: sin spoilers, pero no lo leas, es pura emoción
Saludos, cosmonautas.
Sí, es un día especial. Tenemos post, y un post que hoy en día escribiría en otros sitios, pero después de una Nit Temàtica en Espai Daruma sobre las Space Opera, y de ver esa primerísima sesión de Star Wars Episodio VII El Despertar de la Fuerza, me han venido unas ganas enormes de coger los mandos de la Arcadia y volver a pilotarla por un ratito. Y es que estoy en una nube. Creo que pocas veces he pasado tantos nervios y emociones en una sala de cine. No es que me cueste emocionarme cuando voy al cine (soy de lágrima fácil), pero es que esta vez, a mis 35 años, ha sido muy especial. Seguramente tiene que ver con lo poderosa que es la nostalgia, pero por una vez estoy seguro que no ha sido capaz de engañarme, ni de maquillar nada, porque se ha presentado tal cual, sin complejos.
La nueva entrega de Star Wars me ha devuelto a la infancia, a esas navidades en las que TV3 emitió las películas por primera vez, y que en casa guardamos para revisionarlas decenas de veces en unas cintas Betamax que ahora forman parte de mi Yo. Porque ver Star Wars cuando eres un chaval es pura magia, y por eso Internet está lleno de esos vídeos de padres orgullosos que graban a sus retoños viendo las películas por primera vez, que nos muestran su sorpresa al descubrir quien es el padre de Luke Skywalker. J.J. Abrams ha conseguido que vuelva a ser ese niño, que no supiese como sentarme en la butaca ante la avalancha de emociones que ha despertado en mi el séptimo episodio de la saga. No paraba de dar codazos, pellizcos y decenas de miradas de complicidad a mi compañero de visionado, que salió tan extasiado como yo (y con algún morado en el brazo). Él sabía que iba a hacer todas estas cosas, porque también lo he hecho con Los Vengadores y otras películas que consiguen tocarme la fibra de manera especial. Pero creo que esta vez, ha habido más codazos que nunca.
No os diré que la nueva entrega sea una obra maestra del séptimo arte porque, sinceramente, no me podía importar menos si los sesudos críticos, o los snobs posmodernos incapaces de dejarse llevar, piensan que no está a la altura, o que les ha dejado fríos. No es mi problema que algunos vayan al cine con mentalidad robótica y no tengan alma, BB-8 tiene más alma que ellos. El Despertar de la Fuerza es un regalo para todos aquellos que nos emocionamos cuando vemos un Ala-X volando, cuando se nos eriza la piel al oír como se enciende un sable láser, o que sonreímos cada vez que un droide suelta alguno de esos monólogos de 8-bit.
Hay que reconocer que Abrams jugaba con algo más de ventaja que George Lucas cuando se planteó hacer los episodios I, II y III. Para empezar, porque Abrams podía contar con los referentes absolutos de la saga (Solo, Leia, Chewie, Luke), y además, a nivel estético, no tenía porque alejarse tanto de la original. Pero sobretodo, porque gracias a los experimentos de Lucas, ya sabía lo que NO querían los fans. Y sí, se le puede “acusar” de falta de valentía, de haber hecho prácticamente un remake de las originales, porque el homenaje es continuo, pero también hay que reconocer que es gracias a eso que se han disparado nuestros pulsos y nos han saltado las lagrimas en más de una ocasión. No creo que intente engañar a nadie, es un fan que ha querido hacer El Homenaje, hacer feliz a un montón de fans que llevaban varios años cabreados con Jar Jar Binks. Y a pesar de eso, ofrece suficientes ingredientes nuevos para tener una nueva esperanza (¡tutupish!) de cara a las próximas entregas. ¿Cuántos personajes memorables han quedado de esa ya casi olvidada nueva trilogía? Pues Rey y Finn seguro se han ganado ya muchos corazones, el mío por supuesto. Y aún está por ver como se desarrollará el personaje de Kylo Ren, al que algunos ya han criticado por no ser tan buen malo como lo fue Darth Vader. ¿Pero alguien esperaba que lo fuese? Esto es como criticar a un pintor por no ser un Michelangelo o un Picasso… Y de todos modos, y en defensa de dicho personaje, es precisamente esa idea de que es un personaje que aspira a ser algo que no es lo que lo hace interesante.
Cuando voy al cine, busco esto, emoción pura. Y será el fanboy que llevo dentro (y fuera, sobretodo hoy), será que Abrams ha calculado perfectamente las teclas que debía tocar para excitarme, me da igual el motivo, me da igual lo que piensen los demás. Esta noche he disfrutado como pocas veces lo he hecho en el cine, y cuando pensaba que pocas cosas podían sorprenderme ya. Lo siento por todos aquellos que no podéis compartir este sentimiento, pero yo voy a disfrutar de ello lo máximo que pueda. ¿Cuánto dices que falta para 2017?
¡Cintas Betamax! ¡Arrea! 😀
Pues resumiré mi experiencia también:
La vi en 3D V.O. subtitulada porque, si se puede, es así como ha de verse. O mejor aún en IMAX.
Que para algo lograron, hoy día, celuloide Kodak(esto es un spoiler técnico de los créditos finales. ;)! :O Algo que permite editar mejor las tonalidades de color. No en vano tenían un director de fotografía con doble consagración por asociaciones de cinematógrafos.
Los de la versión doblada entraban a la sala, cuatro minutos después que la versión original con subtítulos. Así que la vimos primero. A las 0:01 empezaron los anuncios. La sala estaba, por supuesto, llena. (creo que de unas 400 butacas) Pese a estar en el país del “relaxing cup”.
Desde el comienzo se nota la firma de Lawrence Kasdan. Magistral guionista con sentido del humor. Aunque no dudo que los otros dos, y otros guionistas de confianza que no están en los créditos también ayudaron.
Y cuando menos te lo esperas, sorpresa que el público aplaudía al mismo tiempo.
Las gracias y apariciones se reían u ovacionaban de forme irregular. Pero en muchas ocasiones sincronizadas. El ambiente en la sala era muy bueno. Se notaba una compenetración pese a ser tanta gente y de generaciones diferentes.
En algún momento, cuando el pesado de las fanfarrías paraba la música, la sala estaba en completo silencia, no se oía ni el vuelo de una mosca.
Yo no entendí porque ovacionaban algunos en una escena rodeada de halo de misterio, ante la aparición de un objeto; en un principio.
Pero pillé un diálogo que estaba calcado de episodio IV (y recordaba por haberla visto hace poco) pero nadie más se rió de ese diálogo entre dos extras de fondo.
También me reí ante algo que no parecían haber pillado el resto de espectadores al principio.
Y es que el guión tiene puntos tan buenos en lo que se muestra como lo que no se muestra pero se alude. Cuando todo el mundo empezó a aplaudir y reir al mismo tiempo ya me estaba imaginando lo que iba a pasar. Pero eso son gajes de conocer la profesión; un poco. Ya me gustaría ser padawan de Lawrence Kasdan.
A mitad de la película intentaba secarme las lágrimas de emoción pero era difícil con las gafas activas puestas. Creo que mis emociones eran menos ligadas a la nostalgia, aunque aquella película, episodio IV, no la vi en Betamax en casa, la vi en celuloide en un viejo proyector de colegio siendo un párvulo. Y las siguientes en el cine.
Si algo me gusta de Episodio IV son por supuesto la pareja C-3PO y R2D2. La razón es ese monólogo que no es monólogo. Porque el otro personaje no le entiendes pero se comunica. Y ahora si que tengo que hacer un mini-mini-minimísimo spoiler:
En esta película hay *comunicación* de ese tipo; sin palabras-bien-artículadas pero comprensibles.
—Hablando en clave de casi-spoiler—
Y creo que es la primera vez que entiendo practicamente todo lo que dice Chewbacca en una película de Star Wars.
¡Qué un personaje tan peludo tenga ese problema al quedarse quieto en lugares del exterior es chocante! xD jajaja.
Simpatizo mucho con él. 🙂
—Fin de hablar en clave de casi-spoiler—
Al finalizar la película toda la sala nos pusimos a aplaudir sin dilación.
Yo me sorprendí haciéndolo también. Yo; que lo último que tuiteé / trolleé antes de que empezará la película fue:
“Larga y próspera vida, amigos.” 😉
a mi no me ha retrotraido al pasado, pero el visionado me dejó un buen sabor de boca. Aunque se me está amargando un poco y creo que voy a necesitar un segundo visionado para acabar de juzgar del todo.
Mis primeros recuerdos de star wars son de postureo total, haciendo unos dibujos para algo de clase sin haber visto ninguna de las películas xD Después vi la mitad de “El imperio contrataca” en tv (la mitad, porqué cuando llegan a Dagobah ya estaba cagado y preferí irme a dormir xD) El verdadero contacto se produjo cuando me compré la triología en vhs (cuando solo tenía remasterizado el audio xD) y tampoco es que me marcase de forma especial.
Respecto a el “Despertar de la fuerza”, nunca llega a perder fuelle y desde el primer momento estás dentro, cosa que hizo que me importasen poco o nada las patilladas, coincidencias y deusexmachina que pueblan todo el metraje.
Pero el abuso de homenajes, referencias, guiños, paralelismos… es tan abrumador que la experiencia se resiente (al menos desde mi punto de vista, imagino que habrá a quien la avalancha de fanservice le parezca perfecta), parece que todo el rato te está diciendo: “eh!, soy una película de Star Wars, ¡como las de antes!” y por momentos se olvida de ser una entidad propia.
Pese a todo esto, la película deja con ganas de más de saber que les espera a los personajes nuevos. Solo espero, pese a todos los cables que han ido tirando el ep VIII no sea una deconstrucción de “El Imperio contraataca”.
HAs definido perfectamente como me he sentido yo, con 40 años me he dejado invadir por esa nostalgia, esas ganas de pasarlo bien, ser un niño de 8 años, el dia anterior ero como si esperara a los reyes magos.
Como bien dices, sin complejos, predispuesto a disfrutar.
I cumplio mis espectativas
Excelente escrito.