Saludos, cosmonautas.
Rompo por una vez esta nueva tradición de subir posts solo para hablar de los TOPs de manga del año, para recuperar un texto propio que se publicó en el número 100 de la revista Z: Zona Cómic, que se distribuye de forma gratuita en las librerías afiliadas a Zona Cómic (lógicamente). Es un texto cuyo resultado me pareció bastante satisfactorio, pero que además creo que tiene, por encima de todo, un mensaje importante. Es precisamente por esto que pedí permiso a la revista para poder reproducirlo aquí y que llegue a más gente, ya que la revista tiene una tirada limitada y no todo el mundo la conoce. Por supuesto, es un texto dirigido a un lector menos familiarizado con el manga, de ahí algunas explicaciones bastante básicos al inicio. Pero insisto, el mensaje que hay detrás es lo más importante.
Así pues, sin más dilación, ahí va mi reivindicación.
SHOJO: REIVINDICANDO EL MANGA FEMENINO
Los que nos movemos por las coordenadas del manga estamos más que habituados a manejar las llamadas “demografías” (shonen, shojo, seinen, josei, kodomo), esa segmentación de mercado de origen japonés que diferencia entre edad y género a la hora de presentar y enfocar sus revistas de manga. Seré claro, históricamente, al trasladar estas categorías aquí, lo hemos hecho bastante mal. Principalmente porque hemos confundido estas etiquetas con géneros, asociando el shonen (manga para el público masculino adolescente) a la acción y el shojo (manga para el público femenino adolescente) al romance. Ciertamente son los géneros que más predominan en ambos segmentos, pero ya sea por decisiones editoriales u otros motivos, durante mucho tiempo se ha ido forjando una imagen equivocada de lo que realmente representan dichas categorías. Así pues, a día de hoy, el shojo es sinónimo de romance para muchos (incluyendo editores), y eso hace que a menudo se vendan títulos publicados en revistas masculinas como si fuesen shojo, por el simple hecho de ser mangas románticos. Esto, de por sí, tampoco afecta para nada nuestra lectura, la obra es la que es, independientemente de cómo la haya presentado el editor (en Japón o aquí). Pero sí es cierto que la categoría shojo se ha llevado la peor parte, con una imagen muy estereotipada y cargada de prejuicios; por otro lado, nada nuevo, ya que habitualmente ha sido así con muchos de los productos culturales que claramente van dirigidos al público femenino.
Los que no van más allá de esa imagen preconcebida no se dan cuenta de que en el shojo caben exactamente los mismos géneros que puedas encontrar en el shonen: acción, aventura, ciencia ficción, erotismo, por supuesto romance y, aunque esto siga sorprendiendo, terror, mucho terror; en un alto porcentaje, los mangas que nos llegan aquí de autores como Umezu, Ito o Hino se han publicado en revistas femeninas japonesas. Es posible que a más de uno le haya explotado la cabeza, y ahora se da cuenta de que lleva tiempo leyendo shojo, sin saberlo (te dejamos un minuto para que te recuperes de la impresión). Aunque cada vez estamos viendo más ejemplos de títulos que desafían esas ideas de lo que es un shojo (Yona, princesa del amanecer, sería un ejemplo muy citado, y por supuesto el manga de terror), el romance sigue siendo uno de los temas principales con el que se identifica la etiqueta y por lo que se suele descartar; a alguna gente parece que les produzca urticaria la idea de acercarse a un shojo romántico. Y no pasa nada, no tiene por qué gustarte el romance, nadie te obligará a leer uno. Pero sí debería entrar en la cabeza que el shojo es mucho más que eso. Ante todo, quiero dejar claro que yo no tengo ningún problema con las historias románticas, todo lo contrario, algunos de mis mangas favoritos lo son (algunos de ellos son shonen, incluso, ¡menuda sorpresa!), pero está claro que los “romances para chicas” siempre se han visto como algo de poco valor. No os preocupéis, a los japoneses les pasaba algo parecido. Hagamos un poco de historia.
Cuando la crítica manga nipona empezó a asomar la cabeza a lo largo de los años setenta, abrazaron rápidamente los trabajos de una serie de autoras shojo a las que bautizaron como “las magníficas del 24” o “Grupo del 24” (entre ellas a Takemiya Keiko y Hagio Moto, que nacieron alrededor de 1949, el año 24 de la era Showa). Pero al describir las maravillas que hacían estas autoras en sus espectaculares páginas, empezaron a denostar todo lo que hubo antes. El shojo de los años cincuenta y sesenta se consideró un manga de segunda, o incluso de tercera. Tampoco es extraño, ya que la gran mayoría estaba escrito y dibujado por señores que no tenían muy claro cómo conectar con un público de chicas entre diez y quince años, y además, muchos de ellos solo hacían shojo esperando poder dar el salto a las revistas para chicos, las que publicaban manga “bueno de verdad”. Entre esto y que muchos de los mangas de esa época jamás llegaron a recopilarse en tomos, lo cierto es que durante décadas el manga femenino se ha ignorado por completo.
Craso error, ya que tanto en los cincuenta como en los sesenta aparecieron una serie de autoras como Maki Miyako, Watanabe Masako, Mizuno Hideko o Nishitani Yoshiko que fueron las principales responsables de allanar el camino, transitado principalmente por hombres, a una nueva generación de autoras que acabarían por revolucionar (por segunda vez) los cómics para chicas en la década de los setenta. Sin ellas, no habría Grupo del 24, sin ellas, géneros como el terror, el misterio, el manga histórico o el romance de instituto no serían lo mismo. El shojo que hacían muchos de los autores varones, al final, no eran más que traslaciones del estilo que predominaba en el shonen, pero con argumentos “para niñas”. El propio Tezuka, a pesar de todos sus méritos y el enorme impacto que tuvieron en el shojo títulos como La Princesa Caballero, no se alejó en exceso de la narrativa visual que utilizaba en sus mangas para chicos. Pero lo que hicieron estas autoras, tomando inspiración de ilustradores, de obras de Ishinomori Shotaro y, muy especialmente, Takahashi Macoto, fue cambiar las reglas del juego, llevarlas a su terreno y convertir el shojo manga, no solo en una “demografía”, sino una forma de hacer manga. Un manga hecho por chicas y para chicas, con sus propios códigos visuales, sus tropos, y en definitiva, una forma de narrar con imágenes que se alejaba cada vez más de las secuencias de acción del manga shonen, para ofrecer a las lectoras un enfoque hacia los sentimientos y la psicología de los personajes. Hay toda una evolución y sofisticación en el uso de elementos tan asociados al shojo como son las flores o las figuras de cuerpo completo, todo ello persiguiendo siempre un objetivo, el de conectar con su audiencia y mostrarle lo que querían ver (y lo que esos señores de los cincuenta y sesenta, en su mayoría – hay notables excepciones -, no supieron darles). La espectacularidad de las obras de autoras como Hagio o Takemiya se debe a la herencia de autoras como Mizuno, Maki o Nishitani. A su vez, el resto de autores de manga, también el masculino, tomaron buena nota de algunos de los recursos más vistosos y potentes que rompieron con las habituales estructuras de la página del manga. Y es que por mucho que se hubiese considerado el shojo manga un producto de segunda clase, algunos de los experimentos en la narrativa visual más interesantes y excitantes vinieron de todas esas autoras, algunas de las cuáles acabaron cruzando en algún momento para el otro lado, para enseñar cómo hacían las cosas en territorio femenino: y oh, sorpresa, les encantó. Y no sería la última vez, magical girls como las Sailor Moon o Sakura, la cazadora de cartas, aunque en mayor parte gracias al anime, son series que han tenido un impacto enorme en todo tipo de público. Y de hecho, las CLAMP, son unas todoterreno que fueron capaces de trasladar algunos de los elementos más habituales de la estética y las temáticas del shojo a otras demografías.
El shojo siguió una evolución algo más lenta que el shonen, el manga adulto para chicas tardaría en llegar unos cuantos años más que el seinen, pero fueron esas mismas autoras que habían liderado la revolución de los sesenta las que una vez más abrieron camino para que años después apareciesen artistas como Higashimura Akiko (Tokyo Tarareba Girls) o Moyoco Anno (Gorda). Como pasa con el seinen, la aparición de una categoría más adulta expande mucho más el horizonte del manga para el público femenino, entrando nuevas temáticas que apelan a esas lectoras más maduras, que ahora se identifican más con estudiantes universitarias, mujeres con carreras profesionales, romances en la oficina, pero también historias de instituto que apelan a la nostalgia y dramas humanos como el de Perfect World.
Aunque los autores clásicos del manga no sean siempre grandes éxitos de ventas, lo cierto es que no podemos quejarnos de la cantidad de obras de los años cincuenta, sesenta y setenta que se han publicado en las dos últimas décadas. Parece que hay un verdadero interés por el gekiga, por Tezuka, finalmente Ishinomori, y también por los autores de la revista de manga alternativo por excelencia: GARO. Pero salvo honrosas excepciones (el josei de Maki, Mujeres del Zodíaco, y las obras de Hagio y Takemiya), todo son hombres y todo es shonen o seinen. Las obras publicadas en castellano que nos ayudan a entender la “historia del manga” nos cuentan solo la mitad de esa historia. Y nos estamos perdiendo una parte realmente interesante en todos los sentidos, por lo que representa para el avance del shojo manga, pero también del manga en general, por lo que representa para entender mejor el papel de la mujer en el mundo del manga y la sociedad japonesa y, sobre todo, nos estamos perdiendo una serie de obras espectaculares que nos descubrirían a autoras que merecen el mismo trato que Tezukas, Ishinomoris o Tatsumis.
Hay que ponerle remedio, así que esto es un grito a las editoriales para que empiecen a indagar sobre autoras tan vitales como Mizuno Hideko, una de las primeras mangakas profesionales, única mujer en vivir en los Tokiwa-so (los “apartamentos del manga”), pionera del manga histórico y la primera en mostrar un beso en un shojo manga, que además fue el primero en tener a un hombre como protagonista. También sería interesante conocer algo de Nishitani Yoshiko, la auténtica madre del romance de instituto, que con obras como Lemon and Cherry o Mary Lou puso los cimientos para uno de los géneros más habituales del manga (shojo sobre todo, pero también shonen). Y no podemos olvidarnos de Watanabe Masako, una autora que habiendo superado los 90 años sigue en activo con mangas llenos de erotismo, pero que fue también una pionera del manga de terror. Y aparte de estas pioneras de los sesenta, todavía nos queda mucho por descubrir de los años setenta, el Grupo del 24 y más allá. Hay mucho que rescatar y estoy convencido que muchas de estas autoras sorprenderían a muchos lectores, descubriendo y abriendo, por fin, las puertas de la historia del manga de par en par.
Y hasta aquí el texto original, pero dejadme que añada algunas cosas más a un nivel mucho más personal. Y es que este texto para mí es el resumen de lo que ha sido mi propio viaje de descubrimiento del shojo, que empezó de forma más seria hace no tantos años. Sé que son pocos los que a día de hoy asocian mi nombre a este tipo de títulos, y es normal, en mis años de divulgación he hablado mucho más de shonen y seinen (sobre todo seinen) que de shojo o josei. Han sido demografías que yo mismo, por desconocimiento, y porque quizá no estaba en “esa frecuencia”, he ignorado bastante. No es que me cierre a nada, de hecho, en mis lecturas siempre ha habido un poco de todo. Pero entre los prejuicios que tenía y la falta de una oferta que pudiera captar mi atención, el shojosei era algo que me quedaba lejos.
¿Qué cambió entonces? Mi viaje de descubrimiento del shojo empieza principalmente por los clásicos, y sigue siendo una de las partes que más me interesa del shojo, aunque ya no la única. A partir de esos clásicos que empiezan a llegarnos con cuentagotas, empiezo también a interesarme por conocer más a fondo esa historia, para darme cuenta de lo que contaba en el texto: que incluso en Japón, el shojo de ciertas autoras y ciertas épocas se ha mantenido durante mucho tiempo en la oscuridad. Y cuando algunos han empezado a arrojar algo de luz, las cosas que ahí se pueden contemplar son interesantísimas, y para mí cambian incluso la Historia del manga como se suele contar de forma habitual (y me incluyo en ello). Para mí ha sido entreabrir una puerta y que de repente un vendaval acabase por abrirla de par en par y dejarme absolutamente cegado con las cosas fantásticas que brillan con luz propia.
Es por eso que hago esta petición a las editoriales, que indaguen un poco más sobre estas autoras y esas épocas, que le den al menos una oportunidad a unas obras que han sido parte fundamental de la evolución del shojo manga en particular, y el manga en general. Sé que pedir es gratis, soy plenamente consciente de que son títulos de nicho (mirad lo que decían Arechi no hace mucho sobre los clásicos shojo) y que las editoriales necesitan títulos que puedan ser rentables. Pero hace algunos años, cuando también pedíamos más mangas seinen, cuando pedíamos ciertos clásicos, las editoriales y parte del público también nos decía que pedíamos cosas demasiado arriesgadas. Y ahora, autores como Asano, que hace no tantos parecían imposibles de publicar aquí, se han convertido en absolutos referentes. Pero es que también ha llegado finalmente Ashita no Joe y Kamen Rider, títulos que me parecían absolutas fantasías irrealizables. Así que, ¿por qué no podría cambiar también panorama y que el público y los editores empiecen a apreciar más ciertos títulos?
Pero no está de más darle un empujón al tema, y lo más importante no es tanto convencer a la editorial, como convencer al público, especialmente aquella gente que todavía no ha descubierto la cultura shojo. Y si queremos que esto pase, habrá que hacer un muy buen trabajo de divulgación. Tenemos a Pro Shoujo Spain, por ejemplo, y también mucha otra gente a nivel más personal que hacen su propia trabajo de divulgación. ¡Pero necesitamos más! ¿Quién se apunta a descubrir las maravillas que nos puede aportar el shojo?
Dejar comentarioSaludos, cosmonautas.
esto es ya una realidad, la Arcadia solo vuelve a surcar el espacio una vez al año, para dejar aquí bien recopiladas mis listas de mejores lecturas manga del año. ¡Y menudo año, 2021! Un año que ha batido muchos récords y que nos ha dado una serie de títulos muy interesantes, con oferta para todos los gustos y edades.
Pero vamos allá con el “manual de instrucciones” de esta lista, de tantas que hay por ahí. Lo de “los mejores mangas”, aceptémoslo, es puro clickbait SEO. Lo importante es el paréntesis, ya que de lo que se trata aquí no es de sentar cátedra alguna, sino de hablar de aquellas lecturas que a mí personalmente me han gustado sea por el motivo que sea (y tengo motivos muy extraños a veces). Si no está el manga que a ti te gusta puede ser por dos motivos: no lo he leído (o ni siquiera lo conozco) o simplemente no me ha parecido lo suficientemente interesante para entrar en la lista (y eso que he sido generoso en cuanto a número total, pero se han quedado cosas fuera que sí me han gustado).
Un cambio importante respecto a otras listas que había hecho en el pasado, es que he decidido obviar la regla de ser un título publicado por primera vez en este año. Es decir, que solo se incluyan novedades. Y lo he hecho porque cada vez parecemos más esclavos de la novedad, y con la cantidad de novedades que tenemos en la actualidad, pasa demasiado a menudo que nos olvidamos de hablar o incluso de recomendar mangas que llevan ya varios números y que siguen siendo muy interesantes. Es más, no siempre es posible ir al ritmo de las editoriales, podemos descubrir nuevas lecturas que ya llevan algunos años en el mercado, así que someternos a la “dictadura de la novedad” puede hacer que se nos escapen títulos interesantes. Así pues, la única regla aquí es que sea un manga que haya publicado algún número a lo largo del año: sea el 1, el 5 o el 45. Ah, ¡y puede que repita algunos de otros años simplemente para seguir apoyando la obra!
Y otra cosa a comentar, el orden de presentación no tiene nada que ver con las preferencias, no hago rankings, así que está en orden alfabético. Hago un comentario breve porque hay muchos títulos y porque nuestra capacidad de atención empieza a parecer la de una ameba. Abajo encontraréis también un apartado dedicado a las reediciones que me han parecido más interesantes y también alguna mención a algunas series largas que siguen siendo interesantes, pero que no las pongo en la “lista oficial” porque ya han salido anteriormente.
ACABÉ HECHA UN TRAPO HUYENDO DE LA REALIDAD Nagata Kabi (Fandogamia)
Ya conocimos y nos quedamos alucinados con la sinceridad y la forma de contarnos sus problemas mentales en Mi experiencia lesbiana con la soledad, que después siguió con ambos diarios. Podríamos decir que esta es una cuarta entrega de su diario personal e íntimo (siempre muy íntimo), y de cómo lidia con las consecuencias de su mala vida. Sigue siendo igual de cafre, en un buen sentido, que siempre. Y quizá lo interesante es que, más que los dos Diario de intercambio (conmigo misma), este lo puede leer cualquiera sin haberse leído los tres anteriores.
¡ACHÍS! Urasawa Naoki (Planeta Cómic)
Urasawa, ¿qué más hay que añadir? Aunque sea una recopilatorio de historias cortas, con las ventajas y desventajas que suelen tener este tipo de antologías, que haya historias mejores y otras no tan buenas, sigue siendo Urasawa, y cualquier cosa de Urasawa raramente no estará por encima de la media. Y hay un relato sobre kaijus, ¿necesito más?
AKAMATSU Y SEVEN: MACARRAS IN LOVE Shoowa & Okujima Hiromasa (Ediciones Tomodomo)
Hacer un BL con macarras muy macarras, que se mezcle con la yakuza, y que al mismo tiempo sea tierno, divertido y cuqui. Esto es lo que ha conseguido esta pareja creativa, con uno de ellos debutando en el mundo del BL. ¡Pues que siga con ello porque lo ha bordado! Mención aparte para el mejor subtítulo del año.
ANN ES ANN Igarashi Yumiko (Arechi Manga)
Arechi ha destacado este año por su apuesta por recuperar algunos títulos clásicos de shojo, principalmente los títulos relacionados con las autoras de Candy Candy, y eso siempre es una buena noticia, aunque parece que la iniciativa no ha tenido el recibimiento esperado. Una auténtica pena, en serio. A mí personalmente me suelen interesar muchos los títulos shojo anteriores a los 2000, y especialmente los de los setenta, así que todo lo publicado por la editorial lo he recibido con mucha alegría. Ann es Ann es una obra muy divertida que nos cuenta una historia al más puro estilo Tú a Londres y yo a California, pero sin gemelas y con una protagonista con dos personalidades diferentes en función de si está con su madre o con su padre. Todo ello con el estilo de Igarashi y con ese aire retro que te tiene que gustar, claro.
ARTE Ohkubo Kei (Arechi Manga)
En Twitter empecé un hashtag (sin demasiado éxito) para hablar de mangas que pensamos que merecen más atención (#mangasocultos), y lo cierto es que, aunque he visto bastante gente hablando de Arte, creo que merece mucha más atención. Había leído un poquito años antes de que llegara, y ya por entonces me encantó la historia de esta chica de la aristocracia que deja todas las comodidades de su estatus para dedicarse a la pintura en la Florencia del siglo XVI. Gran dibujo, gran protagonista, gran historia y con su punto reivindicativo.
ASADORA Urasawa Naoki (Planeta Cómic)
No quiero repetirme, pero… ¡Urasawa! Apenas ha pasado nada en el primer tomo que he podido leer, pero aun así ya ha conseguido atraparme e interesarme y querer leer el próximo tomo lo antes posible. La habilidad que tiene Urasawa para atraparte en la acción, la creación de personajes carismáticos y con una expresividad que me parece de gran maestría, hay un montón de elementos a destacar de este autor, y Asadora promete ofrecer todo esto y más.
BAJO EL CIELO AZUL DE LORIENT Nagita Keiko & Shima Yoko (Arechi Manga)
No es que todo sea Arechi Manga en esta lista, pero parece que les gusta estar en la parte alta del alfabeto, ¡hahaha! En este caso tenemos obra de la guionista de Candy Candy, publicada en 1975, y que nos cuenta la historia de una niña rica que se muda al campo, y una vez allí se da la tragedia. Un drama shojo como hubo muchos en esa época, y aunque probablemente hay algunos mejores (en esta misma lista hay uno que me lo parece), sigue siendo uno de los pocos ejemplos de shojo clásico que tenemos publicados. Solo por eso ya me parece destacable. Y si os gusta el shojo clásico, seguro que gozaréis con este título.
BOTA BOTA Itagaki Paru (Milky Way Ediciones)
Itagaki Paru, autora de Beastars, está demostrando ya lo que prometía en su gran debut: que es una autora original, con un estilo propio y muchas cosas que decir. Además, más allá de las bestias de Beastars y Beast Complex, también se le da bien tratar con humanos ¿normales? La protagonista de la historia tiene una extraña alergia a la suciedad, y cada vez que entra en contacto con algo que está sucio empieza a sangrar por la nariz, profusamente. Al mismo tiempo, está intentando tener una relación sexual satisfactoria, pero teniendo en cuenta que el sexo no suele ser algo “limpio”, tiene ciertos problemas. Una historia MUY loca, con grandes sorpresas, y que al terminar me dejó con esa sensación de que estamos ante un portento de autora. No os diré que sea una gran obra maestra, pero seguro que no habéis leído muchas cosas parecidas.
BOY’S ABYSS Minenami Ryô (Milky Way Ediciones)
No sabía nada de este manga, pero como suelo apostar a ciegas con los títulos de Milky y difícilmente me siento decepcionado, lo hice una vez más, y no me equivoqué. El planteamiento, hasta cierto punto, me ha recordado al planteamoento de Oshimi Shuzo en Las flores del mal, con ese pueblo alejado de todo y opresivo para sus protagonistas, pero con un dibujo más preciosista y una historia que mezcla idols con miserias humanas e ideas suicidas. Un cóctel muy potente que también ha conseguido que esté impaciente por leer el siguiente tomo.
EL CLAN DE LOS POE Hagio Moto (Ediciones Tomodomo)
Con todo lo que he dicho hasta ahora sobre el shojo clásico, ¿qué voy a decir de uno de los pepinos de la historia del manga en general y el shojo en particular? De una de las grandes autoras del Grupo del 24, una de las grandes innovadores del manga en general y el shojo en particular. Además con una historia que fue muy Anne Rice (RIP, por cierto), antes de Entrevista con el vampiro. Aunque en realidad El clan de los Poe es mucho más que esta burda comparación, y debería ser uno de esos clásicos de cabecera, como lo pueden ser las obras de Tezuka, por ejemplo.
EL SECRETO DE MADOKA Deme Kingyobachi (Editorial Kodai)
La obra tiene un valor pedagógico importante, solo por eso ya me parece destacable y merecedor de aparecer en esta lista. Pero esta historia que trata la cuestión de los roles de género con mucho atino, naturalidad y emotividad, y bellamente dibujado. Por cierto, se llevó premio en el Manga Barcelona a mejor josei, así que algo tendrá.
EL TIEMPO DE LOS TRES Fidel de Tovar & Dani Bermúdez (Norma Editorial)
En 2019 ya quedé alucinado con las colas para las firmas de Liquid Memories, y desde entonces he seguido con mucha más atención lo que andan haciendo este par de talentosos autores, y la verdad es que El tiempo de los tres se ha convertido en mi título favorito. Quizá el punto nostálgico de contar una historia sobre la Barcelona de los años noventa ha tenido algo que ver, pero también creo que se va notando lo que están creciendo todavía como autores, y creo que su mejor obra todavía está por llegar.
GIRLS’ LAST TOUR Tsukumizu (Planeta Cómic)
Hace tiempo me había cruzado con la portada de este manga y me llamó la atención, pero reconozco que se me pasó por alto la licencia de Planeta, así que la sorpresa de encontrarme con el tomo fue grata. Y lo mejor, es que la lectura estuvo a la altura de lo que esperaba. Aunque solo he leído un tomo y esto puede cambiar mucho, por ahora me ha encantado la historia de estas dos chicas en una especie de road movie de supervivencia en un mundo post-apocalíptico. En algunos aspectos me ha recordado a las chicas de Asano y sus conversaciones, pero también al magnífico En la quina hora guerra (también de Planeta Cómic) por esa idea de gente joven transitando por una situación terrorífica sin saber muy bien qué pasa. Y es que aquí no te dan explicación alguna de qué le ha pasado al mundo, pero tampoco es necesario. A seguirlo con atención.
HAIKYUU!! Furudate Haruichi (Planeta Cómic)
¡Por fin! Uno de los mangas más pedidos en los últimos años, que muchos veían (¿veíamos?) imposible por la cantidad de tomos y por ser un spokon, pues aquí está y consiguiendo unas ventas espectaculares que lo llevaron a ser uno de los libros, LIBROS, más vendidos en su lanzamiento, por encima de grandes autores literarios. Y la verdad es que no decepciona, ni siquiera a los que habíamos visto antes el anime. Todo lo contrario. Un gran manga que no requiere que tengas ni idea de volley, porque te explica de fábula cómo funciona el deporte, y te presenta unos personajes con los que te vas a emocionar. Además, me gustaría destacar el estilo tan personal que tiene Furudate. Dadle un tiento aunque el deporte no sea lo vuestro.
HAPPINESS Oshimi Shuzo (Milky Way Ediciones)
¿Qué puedo decir? Desde Las flores del mal que empecé a interesarme por este autor, con Rastros de sangre ya quedé rendido a sus pies, así que estoy vendido con cualquier cosa que haga, y si es una historia de vampiros con su personal y particular estilo, ¿qué más se puede pedir? En este manga encontraréis probablemente la reacción más realista y sensata que cualquier hijo de vecino tendría al saber que se ha convertido en vampiro, esto queda muy lejos de la habitual romantización del mito que encontramos en la ficción moderna, así que a tope con propuestas así de originales.
HEAVENLY DELUSION Masakazu Ishiguro (Norma Editorial)
Conocí a Masakazu Ishiguro gracias a Nemurubaka, y la verdad es que me llamó mucho la atención con una propuesta que me recordaba a Solanin. Los siguientes títulos suyos que leí seguían esa línea más costumbrista, así que no sabía qué esperar de un manga post-apocalíptico (¿vuelven a estar de moda?). ¿Y al final qué me he encontrado? Una especie de mezcla imposible entre ese tono entre lo apático y el humor negro que caracteriza a muchos autores de la generación perdida, pero todo ello metido en una historia de ciencia ficción post-apocalíptica llena de misterios extraños que vamos a ir descubriendo poco a poco. Un manga al que se le está haciendo muy poco casito, y de verdad creo que merece más.
HISTORIAS DE AMOR DE IO SAKISAKA Sakisaka Io (IVREA)
Una autoraza ofreciendo en pequeñas dosis lo que mejor saber hacer: contar historias de amor. Para quienes ya conocen a Sakisaka (Ahora Ride, Amar y ser amado. Dejar y ser dejado, Strobe Edge) no será una sorpresa este manga, como no lo será su narrativa, el apartado gráfico, y la forma que tiene de mostrar los sentimientos de sus personajes y jugar con las de sus lectores. Este tipo de tomos siempre me parecen una fantástica idea para descubrir autores sin el “riesgo” de abonarse a series muy largas, así que si todavía no conocéis a Sakisaka, o queréis ver qué se ha cocido en el shojo romántico de las últimas décadas, adelante con ello.
KAMEN RIDER Ishinomori Shotaro (Ooso Comic)
¿Qué puedo decir yo de este manga? ¿Qué puedo decir de esta obra maestra del manga de acción creado por el Rey del Manga? ¿Qué puedo decir yo que me he tirado años dando por saco con el tokusatsu en general y Kamen Rider en particular? Que es una GRAN noticia que nos ha llegado este manga, y que encima haya edición en catalán ya es apoteósico. Que encima me hayan dejado escribir algunas palabras para los tomos ya es la gloria ^_^
KOMI-SAN NO PUEDE COMUNICARSE Oda Tomohito (IVREA)
Parece que poco a poco vamos dejando atrás los reparos a la hora de publicar mangas de humor, yonkomas y demás. Así que si bien la publicación de Komi-san no puede comunicarse ya no debería sorprendernos tanto, a mí me sigue pareciendo una buena noticia. La historia no es tampoco lo más original del mundo, conocemos algunas parecidas, pero la verdad es que Oda Tomohito sabe hacernos reír y crear unos personajes entrañables con los que te gustaría haber ido al insti. ¡No puedo pedirle más a un manga de humor!
LOS LOCOS DEL GEKIGA Matsumoto Masahiko (Satori Ediciones)
Aunque nunca les perdonaré a Satori que descartaran titularlo “Los tontos del gekiga”, es otra buena noticia que por fin tengamos una visión diferente de lo que fue el nacimiento del gekiga. Y es que la figura de Tatsumi Yoshihiro, en buena parte gracias a la excelente autobiografía Una vida errante, ha eclipsado a otros autoras tan importantes como fueron Matsumoto o Saito para el desarrollo del gekiga. Aunque Matsumoto no nos ofrece un retrato tan exhaustivo de la creación del gekiga y se centra más en las cuestiones editoriales, lo cierto es que es muy interesante, al menos para los locos de la historia del manga como un servidor, poder leer una obra así.
MAGUS OF THE LIBRARY Izumi Mitsu (Norma Editorial)
Me pones una librería en la portada y ya me has vendido medio manga, pero es que además, a nivel gráfico Magus of the library es espectacular y rápidamente te mete en ese mundo exótico y mágico. La creación del mundo (worldbuilding) también es algo que me ha llamado mucho la atención por su nivel de detalle. Es uno de esos mangas que te lo comes con los ojos, y que parte de la historia se centre en los libros ya es definitivo para mí.
MASHLE Komoto Hajime (Norma Editorial)
No nos vamos a engañar, Mashle es una mezcla sin pudor alguno de mangas como One-punch Man, My Hero Academia y, sobre todo, el mundo de Harry Potter. ¿Supone eso un problema? En absoluto. De hecho, ese aire a parodia está bien presente en muchos momentos, ya desde la propia portada. Y en parte, eso es lo que hace gracia, ver como coge unas dinámicas y las transporta a otro contexto, y cómo se ríe de muchos de los clichés de algunas de estas series. Creo que no ha tenido el éxito esperado, pero a mí me ha provocado ya varias carcajadas y después haber leído tres tomos sigo interesado.
MIRIAM BLUE Nagita Keiko & Aoike Yasuko (Arechi Manga)
No me voy a repetir en todo lo que he dicho ya del shojo clásico y lo que está haciendo Arechi, pero es que además de todo esto Miriam Blue ofrece una novedad importante, y es que es la primera vez que vemos algo de Aoike Yasuko, una de las autoras del Grupo del 24, publicado en castellano. Por supuesto que Miriam Blue está lejos, por historia y estilo gráfico, de From Eroica with love y del estilo con el que identificamos a la autora, pero es que aquí demuestra que con otro registro podía hacerlo de maravilla. De los clásicos publicados por Arechi, sin duda alguna este es uno de mis favoritos. Con homenaje al Yellow Submarine de The Beatles incluido.
MY BROKEN MARIKO Hirako Waka (Milky Way Ediciones)
Una historia desgarradora de una chica que quiere llevar las cenizas de su amiga a un sitio concreto. Una huida que permite a su protagonista examinar su relación con su amiga y sus circunstancias personales. Y a pesar de lo trágico y triste de todo, nos sigue ofreciendo esos momentos de rídiculo, de humor, que te iluminan la cara. Pura emoción en uno de los títulos del año, no solo para mí.
MY HOME HERO Yamakawa Naoki & Asaki Masashi (ECC Ediciones)
No es novedad de 2021, pero yo lo he descubierto a lo largo de este año y me ha parecido una absoluta injusticia que nadie esté hablando de este manga. Que quizá alguien lo ha comentado, pero yo no me he cruzado con ningún tuit ni nada al respecto. De acuerdo que sus portadas no serían de lo más llamativo y que dicen muy poco de la historia que hay dentro, pero ya sabéis lo que dicen de juzgar un libro por sus cubiertas, ¿no? Aquí entramos en un terreno “muy seinen”, una historia de puro suspense en la que una familia japonesa normal acaba mezclándose con los asuntos de un clan yakuza. El padre, principal protagonista, es un aficionado a las novelas negras, e incluso escribe, y utiliza todos sus conocimientos para salir airoso de una situación muy complicada. Me ha recordado mucho a una gran película llamada Sheep without a shepherd.
QUEEN EMERALDAS Matsumoto Leiji (Satori Ediciones)
No tengáis duda alguna de que prácticamente cualquier título de Matsumoto Leiji que salga acabará en mi TOP. Por algo es uno de mis autores predilectos y esto es una lista subjetiva a más no poder. Pero es que Queen Emeraldas también lo merece, porque no tenemos suficiente space opera setentera en nuestras estanterías, y porque podríamos incluso reflexionar sobre si es mejor manga Queen Emerladas que Capitán Harlock. Imagínate lo que acabo de decir. Pedazo de edición, además, la de Satori.
RASTROS DE SANGRE Oshimi Shuzo (Milky Way Ediciones)
Ha habido varios títulos este año que he esperado con ansia cada nuevo tomo, pero Rastros de sangre es uno de esos que casi me crea síndrome de abstinencia cada vez que termino un tomo. Ya salió en mi lista del año pasado, pero se mantiene aquí por méritos propios. Como dicen en inglés, “hands down” que es uno de los mangas más interesantes que tenemos en publicación. Y como todo lo de Oshimi, no es para todo el mundo, pero si quieres sufrir con la madre más inquietante y terrofíca del manga, este es tu manga. Además, vemos a un Oshimi que ha ido depurando su estilo y aquí es que hace una serie de cosas para quitarse el sombrero.
RELATOS TERRORÍFICOS Inuki Kanako (Satori Ediciones)
No todo el terror es Ito Junji, ni siquiera Hino Hideshi, o los autores de ero-guro. El terror en el manga es, principalmente, algo muy femenino, así que no es aceptable que una de las reinas del terror en el manga no volviese a aparecer por estos lares. Y lo hace con una recopilación fantástica para adentrarse en sus historias cotidianas con inquietantes personajes y terribles desenlaces. Además, ¡qué portada! ¡De las mejores del año!
RENT-A-GIRLFRIEND Miyajima Reiji (IVREA)
No creo que la gente me tenga por un aficionado a las comedias románticas, pero la verdad es que suelo engancharme con facilidad a estas historias. Rent-a-girlfriend, a pesar de sus topicazos, me ha resultado una serie muy fresca, entrañable incluso, y aunque sé que esto se va a alargar ad aeternum, que no van a estar juntos hasta el final de todo, sigo queriendo leer tomo tras tomo. Será el dibujo, serán las situaciones y los nuevos personajes que va creando Miyajima, no lo sé, pero es de esos títulos que cuando voy a la librería me alegra muchísimo ver un nuevo tomo.
ROOSTER FIGHTER Sakuratani Syu (IVREA)
Uno de los WTF del año, pero que más allá del gag en el que se basa todo, al menos en su primer tomo, funciona perfectamente bien. Podríamos definirlo como un One-Punch Man protagonizado por un pollo, y es que más o menos va por ahí. Parece absurdo, lo es, y no pasa nada, porque las risas no te las quita nadie. Además, con dibujo poderoso. El tema es saber si una premisa así puede alargarse mucho, pero en realidad eso me da igual, porque este tomo, incluso aunque fuese un one-shot, lo he disfrutado a tope. Doy gracias al manga por estas locuras.
SPY X FAMILY Endo Tatsuya (IVREA)
Tampoco es novedad de este año, y de hecho han salido pocos tomos, pero me da igual: para mí está en ese podio de mangas que deseo ver cada vez que voy a la librería. Este lo puse en lo de #mangasocultos, y no es que sea desconocido, pero supongo que hasta que no llegue el anime no será todo lo popular que merece ser. Un dibujo pulcro con una historia loca, llena de humor, acción, suspense y también momentos entrañables y cuquis a más no poder. Pocas cosas le faltan a Spy X Family, la verdad.
TOKYO GIRLS Higashimura Akiko (Planeta Cómic)
Con toda la turra que he llegado a dar con Higashimura, hubiese sido raro que no estuviese aquí este manga. Uno de los acontecimientos del año, sin duda. Una apuesta por el josei que esperemos que de sus frutos en el futuro. La historia de estas tres amigas treintañeras solteras, sus conversaciones, sus enfados, sus amoríos y toda la presión social a su alrededor por casarse, es un fiel retrato del Japón actual para la mujer, y quién mejor que Higashimura para contarlo con mucho sentido del humor, pero también con los pies en el suelo.
TOKYO REVENGERS Wakui Ken (Norma Editorial)
Ha sido otro de los grandes fenómenos del año, tanto en impacto como en ventas, llegando también a lo más alto en las listas de ventas. Un manga que ha conseguido que una librería en Madrid abriese a las doce de la noche y que hubiese cola para comprar los primeros tomos. Y además, con una historia de pandilleros, algo que no parecía tener mucha popularidad por estos lares. Pero es que Tokyo Revengers lo merece, y más con ese giro de los viajes en el tiempo y demás.
UNA PAREJA DE CUCOS Yoshikawa Miki (Norma Editorial)
¿Un “placer culpable”? Quizá, pero ya os he dicho antes que las comedias románticas pueden conmigo, y más si tienen este dibujo y son tan intensas y exageradas. Quizá no lo podrían defender del todo delante de mis colegas críticos, pero es que el primer tomo me ha divertido mucho y me ha dejado con ganas de más. Y como esta es mi lista, me la follo como quiero, ¡hahaha!
YUKO Ikegami Ryoichi (Satori Ediciones)
Ikegami Ryoichi es un autorazo que principalmente debemos conocer los viejotakus del lugar, pero ha participado en títulos míticos, algunos publicados aquí y otros no. Pero casi siempre lo ha hecho con guionista, así que hemos visto poco de Ikegami como autor completo. Con Yuko (y de hecho, con Oen, que podríamos considerarlo casi un lanzamiento doble), tenemos la oportunidad de ver cómo se desenvuelve este autor con historias cortas, maduras y con toques eróticos. Y en global el resultado es más que satisfactorio. Así que gracias a Satori por dar cabida a autores que debemos tener editados sí o sí.
LOS EXTRAS
A continuación algunos títulos que por varios motivos no he acabado añadiendo en la “lista oficial”, pero que quiero destacar por varios motivos.
MENCIÓN ESPECIAL A LA SERIE QUE HE RECOMENDADO MÁS EN 2021
Esto va para My Hero Academia, y es que en un año en el que probablemente he hablado con más jóvenes y padres de jóvenes lectores de manga que nunca, My Hero Academia ha sido casi con toda seguridad el manga que he podido recomendar con los ojos cerrados. En mi opinión, uno de los mejores shonen en publicación actualmente.
UNA MENCIÓN (OVACIÓN) ESPECIAL A PLANETA MANGA POR TODO LO QUE ESTÁ CONSIGUIENDO Y SIGNIFICANDO
LAS REEDICIONES
Aquí quería destacar también algunos mangas que se han reeditado después de varios años y que para mí también merecen ser mencionados. Por un lado está Capitán Tsubasa, un clásico indiscultible del manga de fútbol, y que mucha gente debería darle una oportunidad para darse cuenta de que las bromas sobre el anime de Oliver y Benji no son tan fáciles de aplicar a la obra original, que tiene un ritmo y un dinamismo excepcional. Mención también para GTO Great Teacher Onizuka, lo que podríamos llamar un clásico moderno que vuelve. Y para macarras que han vuelto por la puerta grande: Hojo Tsukasa. City Hunter y F. Compo son dos clásicos también que vale la pena tener disponibles siempre. Por último, uno más reciente, pero que es de un autor muy potente: Dragon Head. Uno de los grandes mangas post-apocalípticos que nos han llegado.
MENCIÓN ESPECIAL A LA REEDICIÓN MÁS ESPERADA (POR MÍ)
Paradise Kiss, sin duda. Llevaba años intentando encontrar la primera edición de IVREA, estuve a punto de comprar la edición en inglés en un solo tomo, y finalmente IVREA se ha lanzado con esta edición de lujo. Una de las grandes obras de Yazawa Ai que es de obligada lectura y contemplación.
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Saludos, cosmomautas.
este es un post rápido y mal hecho, resumiendo lo que fue un borrador que se quedó en la era pre-pandemia, del post de los mejores mangas de 2020, y que sacó en plan lista cutre para que no hagamos un salto del 2019 al 2021 sin tener 2020. Así que ahí va mi lista de lecturas más interesantes de 2020:
Importante: el orden de aparición es aleatorio, y no todo son mangas que han empezado a publicarse en 2020, pero sí ha salido alguno de sus tomos.
- Metamorfosis BL
- La librera calavera Honda-san
- Box, hay algo dentro de la caja
- La Rosa de Versalles (reed.)
- Spy X Family
- El león de marzo
- Mi estrella más brillante
- Sakuran
- Rastros de sangre
- Magical Girl Holy Shit
- Blissful Land
- El pueblo de arena
- Ao no flag
- Boy meets Maria
- Mi lindo minino
- Menstru, tu amiga fiel
- La casa de los insectos
- Capitán Tsubasa (reed.)
- Genkaku Picasso
- Love at fourteen
- El clan de los Poe
- ¡No te rindas, Nakamura!
- Réquiem por el rey de la rosa
- Sunny Sunny Ann!
- Dragon Head (reed.)
- Yakuza, amo de casa
- Isla de perros
- My home hero
- Endevi
- Los sentimientos de Miyoko en Asagaya
Saludos, cosmonautas.
Ya hemos despedido 2018, y ahora es momento de hacer las típicas valoraciones de lo que ha dado de sí este año con una selección personal e intransferible de los mejores mangas publicados este año pasado. Tenéis la versión en vídeo de este mismo top en mi canal de YouTube, y si es la primera vez que visitáis el blog, os recomiendo leer este post sobre los 10 años de la Arcadia.
La selección es de 15 mangas, destacables en mi opinión por varios motivos, en algunos casos la simple publicación ya me parece una enorme noticia, y eso es algo que tengo en cuenta a la hora de hacer la selección. Son los 15 que me parecen más destacables a mí, y no tienes por qué estar de acuerdo conmigo. Si hago estas listas básicamente es para dar a conocer más mangas, no para sentar cátedra alguna. Después del TOP15 también he añadido una lista de las series que empezaron antes de 2018, pero que siguen en curso y me siguen pareciendo muy interesantes (también puede que yo los haya descubierto a lo largo de este año…). Pero venga… ¡VAMOS ALLÁ!
IMPORTANTE: El orden es lo de menos, probablemente el único cuyo número corresponde con el orden de preferencia sea el primero (y será con el que más me extienda). Para el resto, el orden es totalmente aleatorio. (Ah, y cada título es un link a la web de la editorial.)
1. Atelier of Witch Hat (Kamome Shirahama, Milky Way Ediciones)
Sin duda uno de los mangas que más ha triunfado este año, sorprendiendo incluso a la propia editorial el ritmo y volumen de ventas que ha tenido. Su autora, desconocida hasta ahora para los lectores de manga habituales, puede que sonara a algunos lectores de manga de superhéroes, porque lleva un tiempo haciendo espectaculares portadas para Marvel, DC y otras editoriales norteamericanas. Y es que su dibujo es fabuloso, siendo sin duda alguna lo primero que llama la atención, lo que consigue que el lector se fije en ello. La edición del manga es muy bonita, los diseños de la autora son de fábula, y ese art-book de la primera edición un caramelo. El envoltorio es fabuloso, es un regalo para la vista, es una preciosidad que enamora, y seguramente esta haya sido la clave de su éxito instantáneo. Pero hay más, no es solo envoltorio.
“Atelier” nos cuenta la historia de un mundo en el que la magia es algo normal, aunque reservado solo a unos elegidos. El pueblo llano no sabe cómo funciona la magia, ya que es un secreto muy bien guardado por los magos. Una chica, muy curiosa ella, tendrá un encuentro con un mago que acabará teniendo fatales consecuencias para ella (y hasta aquí puedo leer). Poco después, ella misma terminará convertida en aprendiz de ese mago que acaba de conocer, y descubrirá un mundo muy distinto al suyo. Sin duda, establecer paralelismos con Harry Potter es casi inevitable, pero lo cierto es que las diferencias son más importantes que las similitudes, y es precisamente el buen trabajo de la autora a la hora de crear este mundo mágico otro de los grandes ganchos de la obra. El mismo sistema de funcionamiento de la magia es uno de los grandes aciertos de Shirahama, una idea genial que además da para mucho en cuanto a todo el proceso de aprendizaje (básicamente le quita cierta “magia” a la magia, pero lo convierte en algo mucho más interesante todavía, “creíble” incluso si se puede hablar en estos términos).
Pero pasado estos primeros impactos, el visual y el argumental, el desarrollo de la obra por ahora está siendo muy sólido (se han publicado hasta ahora tres tomos, en Japón uno más, aunque parece que la cosa va lenta). No es que sea algo revolucionario, la premisa no es precisamente original, pero no es el “qué”, es el “cómo”. Poco a poco se van desvelando tramas, vamos conociendo nuevos personajes poco a poco, va desarrollando una red de personajes e historias que parece que tendrán un largo recorrido. Todo ello adornado con ese dibujo espectacular, con unos personajes adorables y con unos diseños fantásticos.
En definitiva, “Atelier of Witch Hat” es uno de los mangas del año, no solo para mí, también para muchísima gente, ya que acabó ganando el premio a Mejor Seinen del Salón del Manga de Barcelona. Y no puedo dejar de recomendarlo, dadle una oportunidad.
2. Nejishiki (Yoshiharu Tsuge, Gallo Nero)
Hace años, cierto traductor de manga ofreció, durante tiempo limitado, una traducción gratuita de “Nejishiki”, una obra fundamental para la historiad el manga alternativo. Lo hizo principalmente porque estaba convencido de que nunca llegaría a editarse aquí. Y no era el único que pensaba que quizás el mercado de manga de ese momento no estaba preparado para ello. Además, había que añadirle otro factor, parecía que al propio autor no le hacía demasiada gracia que su obra se publicara fuera de Japón. Por suerte, en los últimos dos años hemos visto como Gallo Nero apostaba y conseguía editar dos obras de Yoshiharu Tsuge (El hombre sin talento y La mujer de al lado), y más recientemente nos ha sorprendido con “Nejishiki”, una recopilación de historias cortas que lleva el título de una de las más famosas que el autor publicó en la revista GARO. Es una obra realmente extraña, en la que el autor trasladó uno de su sueños al formato de la narrativa visual, ofreciendo algo que no se había visto por ese entonces. Fue algo novedoso, de vanguardia, y por ello es también importante enfrentarse a esta obra siendo conscientes de su contexto, aunque lo cierto es que puede llegar a ser muy atemporal (por lo onírico). Solo por esta historia ya vale la pena todo lo demás, historias que van en la línea de lo que ya conocemos del autor, pero un puntito más extrañas si cabe. Que se publique a Tsuge ya es siempre motivo de alegría, que además finalmente aparezca esta historia tan conocida y reputada dentro del mundo del manga, es de traca.
3. Mi experiencia lesbiana con la soledad (Kabi Nagata, Fandogamia Editorial)
Seguimos con otro premio del Salón del Manga de Barcelona, en este caso al Mejor Josei, para una obra realmente especial y diferente (que se publicara en una plataforma online originalmente algo tendrá que ver). “Mi experiencia lesbiana con la soledad” es una especie de diario personal, una autobiografía en el que la autora cuenta básicamente todos sus problemas personales, que incluyen varios trastornos mentales (desde la ansiedad y la depresión hasta la anorexia/bulimia), para acabar descubriendo su propia sexualidad y como se enfrenta al conflicto que le supone. Hasta cierto punto me ha recordado a “Diario de una desaparición” de Hideo Azuma, porque Kabi Nagata cuenta una historia muy dura pero siempre con sentido del humor, contando cosas muy íntimas, ridiculizándose a sí misma, pero abriéndose a los demás de una forma que pocas veces vemos en una obra de este tipo. Es tan honesta que llega a incomodar en algunos momentos. Pero es precisamente esta valentía y su forma de contarlo lo que realmente convierte esta obra en uno de los mangas del año, sin duda alguna. Por todos temas que toca y cómo lo hace. Por cierto, mucha gente considera que este es un manga yuri, pero eso me parece un error, ya que el foco de este manga poco o nada tiene que ver con el tipo de historias que cuentan los mangas yuri (de hecho, pocas relaciones encontraréis aquí).
4. The Promised Neverland (Kaiu Shirai & Posuka Demizu, Norma Editorial)
Yo solía decir que no soy muy de shonen, que la época de leer manga juvenil es algo que ya me había pasado. Y cierto es que me sigue costando conectar con cierto tipo de historias… PERO. Parece que en los últimos años están apareciendo algunas obras algo distintas, y la revista Shonen Jump, el ejemplo paradigmático del “shonen al uso” que triunfa, está dando paso a otro tipo de historias. No es que sea algo totalmente nuevo, ahí está “Death Note”, que se podría decir que fue donde se empezó a fraguar el cambio de tendencia, pero parece que ahora se empiezan a dar las condiciones para que no todos los shonen tengan que seguir siempre las mismas fórmulas, especialmente la de alargarse indefinida y artificialmente mientras las ventas acompañen. “The Promised Neverland” es un thriller, una historia de una fuga de un grupo de huérfanos que están siendo criados, sin que lo sepan, para unos fines nada agradables. Una historia que parece que puede alargarse, pero no ad infinitum, y que está llena de momentos de tensión y cliffhangers que consiguen mantenerte pegado a las páginas y deseando que salga un nuevo tomo. Además, tiene un dibujo muy bueno y con personalidad propia, lo cual es de agradecer.
5. Pink (Kyoko Okazaki, Ponent Mon)
Por fin, por fin, por fin, nos llega la primera obra de Kyoko Okazaki, y solo por esto ya es motivo de celebración, regocijo y fiesta non-stop en una disco de Shibuya. Es una autora fantástica, que se puede leer bastante en inglés, y con obras realmente impactantes. “Pink” es una de sus más famosas, una obra que retrata la mítica época de la burbuja económica japonesa, con una chica que es oficinista de día y prostituta de noche. Aunque todo parece indicar que se prostituye porque quiere ganar más dinero para darse ciertos lujos (el tren de vida de los ochenta en Japón era brutal, lujo por todas partes), la realidad es que necesita ganar pasta para alimentar el caimán que tiene en su casa. Por ahí en medio aparecerá un romance que sin duda es “complicado” por motivos que ella desconoce. Un fantástico retrato de una época, con un personaje femenino con gran carisma. Una obra que, de verdad, ha pasado demasiado desapercibida, y es una pena porque quizás eso hace que tarden en volver a
por esta autora.
6. Pescadores de Medianoche (Yoshihiro Tatsumi, Gallo Nero)
Tatsumi, padre del gekiga, fue de los primeros autores de manga en ser publicados en español, y aunque ha hecho fortuna con “Una vida errante”, sus obras nos han caído realmente con cuentagotas y todavía nos falta mucho por ver. Por eso, una vez más, la simple publicación de más material de este autor especializado en historias de perdedores, de los bajos fondos o de la bajeza moral humana, es también ya motivo de alegría. Esperemos que sigan llegando más y quizás que se recupere todo aquello que se publicó hace ya algunas décadas y lo que no tuvo demasiada continuidad a principios del siglo XXI.
7. Dorohedoro (Q-Hayashida, ECC Ediciones)
La primera vez que leí “Dorohedoro” mi mente me transportó automáticamente a los años 90, en ese momento en el que todos flipábamos con Masamune Shirow, pero también cuando descubrimos a una especie de clon que a mí personalmente me gustaba mucho y que era incluso más comprensible que Shirow: el autor de “Pixy Junket” o “Cyber Tokio”, PURE. En “Dorohedoro” tenemos una historia que podemos definir como cyberpunk, pero que más que centrarse en la tecnología lo hace en la magia. Es una mezcla curiosa, pero tampoco 100% novedosa precisamente. Pero es algo original, y aunque cueste decirlo así porque es una obra con una atmósfera sucia y enclaustrada, es un soplo de aire fresco, ya que no tenemos ahora mismo muchas obras parecidas. La historia la protagoniza un hombre con cara de caimán (¿qué pasa este año con los caimanes?) que está buscando al mago responsable de su aspecto.
8. Amor es cuando cesa la lluvia (Jun Mayuzuki, Tomodomo Ediciones)
Repetid conmigo, una historia romántica no es siempre un shojo… ni tampoco un josei. De hecho, ¿qué más da lo que sea? Lo importante aquí es como Jun Mayuzuki nos cuenta la historia de una jovencita que se enamora del encargado del restaurante en el que trabaja. Un hombre mucho mayor que ella, divorciado y con un hijo… y ella, es menor de edad. Es una de esas historias muy bien hiladas, tratadas con calma y sensibilidad, un amor, vamos. Es una historia diferente, además, que destaca entre romances típicos y tópicos.
9. Yona, princesa del amanecer (Mizuho Kusanagi, Norma Editorial)
Aquí tenemos otro manga ganador de un premio del Salón del Manga de Barcelona, en este caso a Mejor Shojo. Una obra muy esperada y por la cual Norma ha apostado a tope con una serie de ofertas de lanzamiento que parecen haber funcionado bien, haciendo que mucha gente se haya enganchado rápidamente. La historia trata sobre una princesa de un reino en plan feudal (una mezcla de culturas china, japonesa y con predominio de la coreana) que es obligada a huir de su castillo y reclutar a una serie de personajes poderosos que pueden ayudarle a recuperar su hogar. El viaje es físico y mental, donde la protagonista pasará de ser una princesita mimada a convertirse en una guerrera. Es un manga con mucha acción, pero que centra buena parte de su atención a las relaciones entre personajes. La verdad es que engancha y te deja con ganas de ver hacia dónde llevarán al personaje de Yona (y por supuesto, para conocer la resolución del tema amoroso).
10. Beastars (Paru Itagaki, Milky Way Ediciones)
La autora fue una de las grandes estrellas, por mérito propio, del Salón del Manga de Barcelona de 2018 (especialmente por la cabeza de pollo que utilizó en sus apariciones públicas), pero además porque pudimos ver unos cuantas páginas originales de “Beastars”, un manga que ha roto todos los récords habidos y por haber en cuanto a premios que ha recibido (no hay ningún otro manga que tenga un palmarés igual). Gran fan de “Blacksad”, Itagaki cuenta la historia de un mundo de animales antropomórficos, concretamente en el contexto de un instituto, mezclando un asesinato y una obra de teatro, un lobo que no parece dejarse llevar por sus instintos, y unas relaciones entre especies muy tensas… especialmente después del asesinato. Cabe decir que es una obra que no tiene un arranque inmediato, pero que poco a poco va mejorando y pronto se entiende todo el reconocimiento que ha recibido. Es una autora muy joven, así que dadle uno o incluso dos tomos de margen… ya veréis que la cosa va a más.
11. Obscenidad (Rokudenashiko, Astiberri)
Rokudenashiko es una artista que se ha hecho famosa por dos motivos. Primero, porque se ha dedicado al arte “manko” (manko = chocho, en japonés), donde básicamente hace figuras que se basan en el molde que hizo de su propia vagina. El segundo motivo es que, después de crear una piragua a partir del molde de su vagina, y ofrecer los planos de la misma a los que financiaron el crowdfunding para crearle, fue detenida por las autoridades por obscenidad. Pasó un tiempo en prisión, salió, y volvió a entrar posteriormente… todo esto es algo que cuenta en este manga en forma de diario. Una historia contada con mucho sentido del humor, pero que detrás tiene toda una denuncia sobre la libertad de expresión y la sexualidad y la forma en como se trata en Japón (donde hacer algo parecido con penes es posible, pero no con vaginas). Los breves capítulos se complementen con textos que cuentan la historia con más profundidad. Un manga para reflexionar y conocer parte del lado oscuro japonés: el machismo y el puritanismo.
12. Miss Hokusai (Hinako Sugiura, Ponent Mon)
Obra publicada en los ochenta de una autora poco prolífica en el manga, pero que fue muy aclamada. “Miss Hokusai” nos cuenta la historia que puede que algunos conozcan de la película de animación de Keiichi Hara; la de la hija del famoso Hokusai. Aquí nos cuenta, entre muchas otras cosas, como ella seguramente fue la autora de muchas obras atribuidas a su padre. La hija de Hokusai fue un personaje peculiar para la época, una chica independiente, segura de sí misma, pero que se vio totalmente eclipsada por su padre… y seguramente por ser mujer. Se ha publicado en dos tomos, y aunque no es un manga que pueda recomendar a todo tipo de lector, vale mucho la pena y cuenta una historia muy interesante.
13. La balada del viento y los árboles (Keiko Takemiya, Milky Way Ediciones)
Por fin tenemos aquí a Keiko Takemiya, y además con una obra de una importancia histórica brutal para el manga. Considerado el primer yaoi, es un ejemplo de boys love de la época, y muestra de la innovación que aportaron las autoras del grupo del 24. Nos cuenta una historia muy típica de la época y del género, con escuela europeo de por medio, niños pijos ricos y todo el drama que se espera. Un manga de chavales “intensitos” pero que es espectacular en muchos sentidos, desde el visual hasta el narrativo. Sí, para muchos quedará algo anticuado, pero bueno, ¡lo siento por ellos!
14. Mi vida sexual y otros relatos eróticos (Shotaro Ishinomori, Satori Ediciones)
Satori se estrena en el mundo del manga… ¡con el Rey del Manga! ¿Se puede hacer mejor? Difícilmente. Este tomaco reúne varias historias cortas todas ellas relacionadas con la sexualidad, publicadas en los años 60-70, más o menos organizadas por temáticas o periodos. Las primeras son más fantásticas/ciencia ficción y bastante “inocentes” o cachondas, pero luego la cosa se pone algo más seria y potente con las del periodo Edo o la época moderna. Se ha dicho que algunas historias han quedado algo caducas, lo cual me parece normal, pero eso no impide disfrutar de la maestría de Shotaro Ishinomori a la hora de contar historias, diseñar páginas y, en definitiva, hacer arte con el manga. Necesitamos más de Ishinomori, por favor.
15. Catarsis (Moto Hagio, Tomodomo Ediciones)
Que el año pasado Tomodomo nos sorprendiera editando la primera obra de Moto Hagio que se publicaba en español ya fue una gran noticia, que sigan apostando por ella con este tomo ENORME de historias cortas, variadas y fabulosas, ya es para coger una máquina del tiempo y decirle a mi yo de hace cinco años que tuviese esperanza en cuanto a la edición de autores clásicos. Y es que en esa época no me lo hubiese creído, para nada. Pero aquí está, y no sé si esto es algo que irá a más o no, pero mientras dure, hay que aprovecharlo.
Series destacables que se han seguido publicando a lo largo de 2018:
- Prison School
- To Your Eternity
- El León de Marzo
- My Hero Academia
- La pequeña forastera
- Bride Stories
- Fire Punch
- Ulna en su torreta
- Y sin embargo te quiero
Saludos, cosmonautas.
hoy se cumplen 10 años desde que la Arcadia despegó. 10 años en los que este blog ha pasado de una actividad frenética a prácticamente vagar a la deriva con unas pocas actualizaciones anuales. Pero la Arcadia ha sido algo muy importante para mí a nivel personal, y por eso me he animado a hacer este post, haciendo un breve repaso a lo que ha significado este pequeño blog para mí.
El 22 de diciembre de 2008, cuando todavía tenía muchísimo pelo, decidí abrir en Blogspot un blog, como muchos había en la época. El motivo no era otro que saciar mis ansias por seguir escribiendo y divulgando sobre todo aquello que me gustaba. No era ni mucho menos la primera vez que me ponía a escribir, en realidad llevaba unos siete años escribiendo para una revista de tirada nacional, la Hell Awaits, de referencia para los aficionados al Metal Extremo. Allí escribí mucho, sobre todo entrevistas, reseñas de discos y conciertos, pero también algunos artículos sobre cosas muy dispares. Pero cuando la revista pasó a mejor vida me sentí huérfano. Necesitaba escribir, y tenía ese impulso divulgador, proselitista, esa necesidad de compartir con el mundo aquellas cosas que me entusiasmaban; algo que a lo largo de estos diez años ha ido todavía a más.
La música estuvo presente desde el inicio, de hecho, los primeros posts eran musicales. Pero en seguida empecé a introducir el tema de Japón y, por supuesto, el tokusatsu con Kamen Rider. Curiosamente, el primer cómic del que hablé no era japonés, el honor lo tuvo Guy Delisle con sus “Pyongyang”, “Shenzen”, etc. Pero el primer manga no tardó demasiado en aparecer, fue uno de esos mangas que me marcó muchísimo en su momento y que sigo reivindicando (no solo yo) años después: “Gamma, el hombre de hierro”.
Poco después empecé ya mi aventura videoblogger (lo de “youtuber” todavía no existía), contando como fue la experiencia de dormir en un hotel cápsula en Akihabara (en catalán). Ese fue mi tercer viaje a Japón, uno que aproveché muchísimo, ya que conocí a varios bloggers que vivían allí, y les hice una serie de entrevistas que acabarían convirtiéndose en mi primer documental (más amateur imposible): Crónicas desde Cipango. A partir de ese momento, se podría decir que la Arcadia despegó de verdad (en buena parte por el documental, la difusión que tuvo gracias a los bloggers y mis primeras andaduras en Twitter). Llegaron también las primeras invitaciones a salones del manga de todo el Estado Español, y me hizo especial ilusión poder presentarlo en el Saló del Manga de Barcelona (¡en la Farga!), sin saber que ahí empezarían ya unas pequeñas colaboraciones que acabarían dando fruto.
Por entonces, yo tenía un trabajo en el mundo del marketing, en absoluto relacionado con lo que hacía en el blog ni lo que hago ahora. Era un trabajo que tenía días muy intensos, viajes frecuentes y mucho estrés, pero que a veces se compensaba con algunas épocas de más tranquilidad, y aprovechaba todo momento para hacer cosas relacionadas con el blog. Durante varios años, publiqué un post diario de lunes a viernes, con pocas excepciones. Pero es que además, esto incluía vídeos de todo tipo (desde las Entrevistas Pirata hasta los cutre stop-motion con Kamen Riders).
Cuando empecé en esto ya se decía que lo de los blogs ya había muerto o se estaba muriendo, pero lo cierto es que durante los primeros años yo me lo pasé muy bien, tenía muchas visitas, comentarios y me llevó a hacer muchísimas cosas (incluso a ganar un Premio Bitácoras a Mejor Videoblog en 2010 – siempre he dicho que ese fue el final de los videoblogs, premiarme a mí, ¡hahaha! – a partir de entonces empezaron a aparecer los primeros “youtubers”).
Con el paso del tiempo el blog obtuvo cierto reconocimiento, jamás una popularidad exagerada, pero sí un nombre dentro de la esfera nipona, especialmente en todo lo que se refería a lo “más friki” (ya fuese manga, tokusatsu o vídeos chorras). Esto me animó a seguir haciendo proyectos con el blog como plataforma, y acabó llegando la idea de hacer un documental sobre los 20 años (que ahora son muchos más) del inicio del boom del manga, algo que acabaría derivando en el documental “Songokumanía: el Big Bang del Manga“, que acabaría convirtiéndose también en libro varios años después.
El trabajo se había convertido en un infierno, la crisis hizo que prácticamente desde que entré yo los despidos fuesen algo habitual, y cada vez eran más. Resistí unos cuantos años a todos los cambios, y por eso todo lo relacionado con el blog me daba un aire que necesitaba. Finalmente, la empresa acabó cerrando, y como tanta otra gente del sector, me quedé de patitas en la calle. Durante un tiempo estuve buscando e incluso encontré algunos trabajitos relacionados con mi antiguo trabajo. Pero pronto vi que el camino era otro, que en realidad yo quería hacer otras cosas desde hacía años.
Aunque muy precaria, el curro que tenía era una especie de red de seguridad que evitaba que me dedicara realmente a lo que quería: hablar de manga, anime y de todo lo relacionado con Japón y/o su cultura popular. Quedarme de patitas en la calle fue, hasta cierto punto, lo mejor que podía pasarme. Ya no tenía nada que perder, y cuando llegó la primera oportunidad la cogí con fuerza. Y siempre estaré agradecido a las dos personas que confiaron en mí para ese primer trabajo, uno realmente importante, y que me sirvió de trampolín definitivo para lanzarme al mundo de la divulgación cultural y llegar a trabajar para los salones del Manga y del Cómic de Barcelona, fundar Espai Daruma con Marc y Vero, colaborar en muchos medios especializados de todo tipo, bibliotecas, centros cívicos… ¡Hay que buscarse la vida en todas partes cuando eres autónomo!
Pero lo cierto es que jamás habría conocido a esas personas que me dieron dicha oportunidad de no ser por mi blog. Crear la Arcadia hizo que empezara a conocer a un montón de gente con intereses parecidos, a tener contacto con la industria y aquellos que trabajaban en ella. Gracias al reconocimiento que tuvo el trabajo que había hecho hasta entonces a través de mi blog acabó llegando esa oportunidad. Sin duda gano menos dinero que antes, pero al menos hago lo que me gusta y soy mucho más feliz (aunque estresado casi igual, ¡hahaha!).
Es por eso que me parece tan significativo a nivel personal este décimo aniversario de La Arcadia de Urías. Sí, en los últimos años este blog se ha actualizado una o dos veces al año, ya no es lo que era, y los blogs ahora sí que de verdad están muertos, pero tenerlo aquí, seguir pilotando la Arcadia de vez en cuando, es un placer, uno muy grande, por eso quiero que siga viva durante muchos años más.
Por último, agradecer de todo corazón a todos aquellos que a lo largo de estos 10 años le habéis mostrado tanto cariño a este humilde blog. Los inicios siempre son duros, cuando apenas te lee nadie, pero algunos estuvieron desde el principio y a día de hoy siguen pasando por aquí cuando hay alguna entrada nueva, y hay muchos otros que se fueron sumando con el tiempo. Hemos montado muchos saraos relacionados con este blog, encuentros y proyectos que me han servido para conocer a muchísima gente. Esto es, sin duda, lo mejor de estos 10 años de la Arcadia.
Para terminar, no podías hacerlo de otra manera que no fuese citando, una vez más, las palabras con las que se inauguró este blog:
“Vago por los confines del espacio…
Me llaman El Capitán…
Viviré libre bajo la bandera de la calavera,
en este mar sin futuro,
hasta que las fuerzas me abandonen…
viviré libre bajo mi propia bandera…”
Aunque sería muy bonito poder leer vuestros comentarios, parece que tengo algunos problemas que por ahora no puedo solucionar. Pero si queréis dejar algún mensaje, lo podéis hacer en Twitter, Instagram o la página de Facebook. ¡Muchas gracias! #Arcadia10Años
Dejar comentarioSaludos, cosmonautas.
La palabra otaku llegó a nuestras tierras en los años 90 y rápidamente fue abrazada por la primera generación de fans del manga y el anime. Casi todo el mundo pensaba que era una palabra muy guay, ¡era japonesa! Ahora sabemos que en esa época y durante muchos años, en Japón no era nada bonito que a alguien le llamaran otaku, ya que se asociaba a gente con auténticos problemas sociales, incluso psicópatas asesinos como Tsutomu Miyazaki, el (mal) llamado “asesino otaku”, y a sectas destructivas como Aum Shinrikyo, responsable de los ataques con gas sarín en el metro de Tokyo en 1995.
El término otaku apareció por primera vez como etiqueta para los aficionados al manga y al anime en la revista Burikko Magazine en 1983, y lo cierto es que ese primer artículo ya describía a estos fans de forma bastante negativa. Pero un año después, y en otra revista, apareció una nueva propuesta que rápidamente cayó en el olvido, pero que hemos descubierto hace poco: YAPPIE.
¿Y qué significa esto de yappie? Pues nada más y nada menos que “young anime people”. Un término muy neutro y descriptivo aplicable a estas nuevas generaciones de japoneses que a pesar de ser considerados adultos seguían consumiendo manga y anime. Tampoco era extraño si tenemos en cuenta que en los años 70 aparecieron anime como Space Battleship Yamato, Galaxy Express 999 o Mobile Suit Gundam, que ya se dirigían a un público más maduro.
Lo de yappie apareció en la revista The Anime en agosto de 1984 y presentaba una imagen de este aficionado mucho más cool, incluso hipster, de lo que luego llegaría a ser el otaku.
La versión original del manual de estilo Yappie.
Versión traducida al inglés por Matt Alt.
Es muy habitual en revistas de moda japonesas que aparezcan manuales de este tipo, que te enseñan paso a paso como convertirte en una de las próximas tribus urbanas de moda. En estas revistas te dicen como vestir, como comportarte, qué marcas de ropa comprar, etc. Y seguramente este “manual de yappie” era algo parecido (¿pero era en serio o una parodia?). La imagen que presentaba del yappie era mucho más limpia, “sana” y sofisticada del típico y tópico otaku más cercano al hikkikomori que otra cosa. Es más, este aficionado podía ser indistintamente hombre o mujer, ¡incluso ser pareja! ¡Relaciones sociales! ¡No, todavía mejor! ¡Relaciones románticas con personas del sexo opuesto! ¡Reales, no en 2D!
La revista describe a los yappie como estudiantes que van desde secundaria hasta la universidad, de clase media, de escuela pública o privada, y suponen un 10-20% del alumnado. Llevan su afición con discreción, no les gusta llevar ropa muy llamativa, y solo se distinguen del resto de estudiantes porque llevan pequeños accesorios de anime de forma sutil. Pueden ser estudiantes de primera o normales, pero no son “ratas de biblioteca” ni delincuentes, es decir, están en un punto medio y se alejan también de esa imagen de empollones y frikis que se saltan las clases de educación física para leer. Por cierto, no se definen ellos mismos como yappie (algo habitual en cualquier tribu urbana o colectivo de este estilo, cuando a los otaku se les llamó otaku, no les gustaba para nada el término).
Los yappies son fans activos del anime, ya que es importante inspirarse a uno mismo y a los demás.
Como toda buena guía nipona de estilo personal, hay una parte dedicada a las relaciones románticas. Como decía, algo que uno difícilmente esperaría encontrar, o en cualquier caso, consideraría tan normal de encontrar en una guía para ser un buen otaku. La guía empieza diciendo que “la mayor agonía para un fan del anime es ser percibido como alguien sombrío que no tiene oportunidad alguna con el sexo opuesto por su obsesión con el anime”. Así que aconseja a los yappie que sean tanto amantes del anime como unos estudiantes saludables, y que utilicen su afición para acercarse al sexo opuesto (todo lo contrario de lo que solía ocurrir, vamos). Y ojo, que se refiere siempre a fans de ambos sexos, no solo a hombres.
Según la guía, lo mejor es que los yappie se junten con otros yappie, y su interés por el anime es lo que hará que estrechen sus lazos. Lo presenta de una manera que podríamos definir incluso como “práctica”. Es decir, tener una pareja yappie hará que puedas mejorar en tu afán de recopilar más información sobre tu afición, y podrás compartir puntos de vista con tu pareja. En este sentido, el manual considera que las parejas yappie tiene ventaja sobre los yappie solteros (más allá de la evidencia de que unos tienen amor – y sexo – y los demás quizás no tanto… o más solitario). La pareja yappie es también una ventaja para aquellos aficionados que no suelen establecer lazos muy estrechos con otros fans (¿por una cuestión de competitividad?), y asegura que el novio o novia será un buen confidente.
Propone que las relaciones entre yappie deberían empezar con citas en eventos dedicados al anime o proyecciones, para pasar luego a un nivel normal de “cita” yendo a la montaña o a la playa (¿vendrán de aquí los típicos episodios de playa y onsen en los anime?). A partir de ahí, no solo irán a eventos de anime , sino que también saldrán a tomar algo juntos para poder compartir su afición. Por cierto, lanza un consejo al yappie masculino para que vaya con cuidado si es aficionado al lolicon… ¡esto es algo que no deberías compartir con tu pareja! (Hilarante.)
El manual del yappie también incluye una parte que describe el equipamiento necesario para ello, con una imagen de la típica habitación yappie que al parecer también utilizó Toshio Okada (el OTAKING) en su libro sobre los otaku.
Por supuesto sugiere que debería tener una televisión que se pueda conectar a distintos tipos de aparatos electrónicos. Un reproductor y grabador de vídeo superior al estándar, con mando a distancia (y que sugiere que se pague con el dinero de un trabajo a tiempo parcial). Además, habla de tener tanto VHS como Betamax para poder hacer doblajes con más libertad (¿?¿?). Aunque reconoce que lo importante para el yappie es el audiovisual, sugiere tener también un equipo de sonido (no necesariamente muy bueno), pero que pueda reproducir varias cintas de cassette en bucle, ya que de ahí saldrá la música de fondo de tu “vida anime”. Siguiendo con lo del doblaje, también sugiere aparatos que te permitan poder hacerlos, así como un ordenador portátil (y estamos hablando de 1984).
En un manual como este no podía faltar una parte en plan “Un día en la vida de un yappie“, y aquí lo tenemos, con unas ilustraciones que demuestran que la imagen que se quería dar con este estereotipo quería alejarse muchísimo de la del otaku grimoso que acabó haciendo fortuna en el imaginario japonés. A continuación pasamos la traducción de las partes que publicó Matt ALT en su blog (con algunas notas mías en cursiva):
Para aquellos que buscan algo con más ritmo pueden escoger el opening de Captain Tsubasa, ¿pero “El baile de Arale-chan”? Nunca.
Aquí tenéis el baile de Arale-chan… ¿por qué no les gustaba a los yappie?
9:00 PM: Después de terminar de estudiar y hacer los deberes, prepara la agenda semanal con la programación de televisión para decidir qué programas grabar. ¡Ahora tienes tiempo libre! Escucha un disco, lee una “novela ligera” o novelización de un anime, prepárate para un evento anime del fin de semana o trabaja en los cel de tu propio anime. Vete a dormir antes de medianoche… ¡Porque un yappie es un gran soñador!
¡Qué ocupado está siempre el yappie! ¡Y no es fácil, porque no debe olvidarse nunca de comportarse como una persona NORMAL! Y es que con este día a día nos queda claro algo, y es que los autores de este manual querían alejarse lo máximo posible del estereotipo de otaku perdedor que se había empezado a crear un año antes con el artículo de la revista Manga Burikko. Aunque está claro que esta etiqueta y este modelo de comportamiento no caló en absoluto. El otaku fue durante los siguientes 20 años un paria de la sociedad nipona, alguien que llevaba su afición principalmente en privado o con unos pocos amigos, y que si no la escondía, automáticamente se convertía en un marginado.
Quizás el yappie era una propuesta que también daba cierta grima, ya que dibujaba unos personajes demasiado perfectos para ser reales. Una versión absolutamente pija y repelente del otaku. También da bastante miedo toda la parte de las relaciones amorosas, en las cuales parece que el único motivo para tener pareja sea para compartir tu afición por el anime y sacar un provecho de ello (esa obsesión por “recopilar información”). Pero a nivel de interacción social, está claro que los otaku podrían haber tomado nota y aplicarse el cuento, ya que no le habría ido nada mal al colectivo socializarse un poco más. Aunque quizás estamos pidiendo algo que, en cierto modo, es inherente (o lo fue en su momento) del colectivo otaku.
Quizás el yappie desapareció nada más fue creado, y a día de hoy algunos utilizan el mismo término para definir a los “Young Asian Professionals” (así que cuidado al utilizarlo). Pero el otaku ha evolucionado mucho con el tiempo, y las versiones no japonesas han seguido también su propio camino. Así pues, cabe preguntarse si el término “yappie” podría hacer fortuna hoy en día, ¿es quizás un estereotipo más plausible en el siglo XXI?
Saludos, cosmonautas.
Desde hace ya unas décadas, Doraemon se ha convertido en una presencia constante en la programación infantil de varias cadenas, y es todo un referente para varias generaciones. La serie se ha emitido en una especie de bucle infinito, y esa emisión cíclica se puede aplicar también a toda una ristra de artículos de críticos televisivos, columnistas y (ahora también) tuiteros, que van pregonando que Doraemon es una aberración moral, y que hasta ahora no nos habíamos dado cuenta (¡gracias por iluminarnos!).
La mayoría de estos artículos están plagados de una miopía cultural considerable. No se tiene en cuenta el contexto, e incluso parece que sus autores tienen ciertas dificultades para comprender realmente la moraleja de muchos episodios de Doraemon (si es que la hay). Pero me puedo imaginar fácilmente a un crítico aburrido, con poca inspiración, haciendo zapping, y encontrándose con un episodio de Doraemon (claro, los echan a todas horas), y así se le enciende la bombilla y ya ha encontrado tema, no hace falta pensar más (y esto último se sigue aplicando a la hora de redactar el artículo). Esto se puede aplicar también a tuiteros y otra serie de voces críticas que saltan al carro del linchamiento de referentes clásicos de la animación infantil.
La crítica más manida es la de Nobita como personaje vago e inútil (que lo es), y que todo lo soluciona pidiéndole a Doraemon uno de sus inventos. En definitiva, que Nobita es un mal ejemplo, porque no fomenta valores positivos, sino que utiliza argucias para salirse con la suya. Lo que suelen olvidar la mayoría de estos críticos es que los inventos de Doraemon, al final, terminan creando más problemas que soluciones, y Nobita suele salir perdiendo (o al menos no obtiene la victoria que esperaba). En definitiva, lo que parece que son incapaces de ver es que casi siempre hay una moraleja, la misma: las cosas hay que conseguirlas a base de esfuerzo.
Y es que la idea del esfuerzo como camino para llegar al éxito es una idea muy arraigada entre los japoneses. En comparación, nosotros somos mucho más deterministas, y solemos considerar que hay muchos factores (que no controlamos) que afectan nuestro destino (suerte, clase social, etc.). Pero cuando los críticos hablan de Doraemon parece que no tienen en cuenta las enormes diferencias culturales que nos separan de los japoneses. No solo eso, también se olvidan que el personaje nació en 1969 en forma de manga, su primer anime (prácticamente desaparecido) se estrenó en 1973, y el segundo y más longevo en 1979 (hasta 2005). Es decir, que la historia y los personajes (que se han mantenido prácticamente inmutables) se crearon hace más de 40 años. Olvidar esto, y dejar de vuelta y media los valores que (según su opinión) transmite la serie, es simplemente una muestra del clásico etnocentrismo occidental.
Otra de las críticas habituales se suele centrar en los padres de Nobita, como ejemplo de machismo recalcitrante. Y sí, eso es totalmente cierto: la madre de Nobita es ama de casa y no hace más que limpiar, y encima parece una amargada que siempre está gritando y quejándose. Además, el padre, el que trae el dinero, casi siempre aparece borracho y no hace absolutamente nada en casa. En definitiva, estereotipos machistas. Pero, ¿acaso no son fieles retratos de lo que pasaba en la sociedad japonesa de la época? Es más, en el Japón actual, siguen siendo dos modelos bastante aceptados como “normales” (sí, Japón es un país muy machista todavía, puede que más que España). ¿Y acaso no encontraremos decenas de ejemplos contemporáneos de Doraemon en tebeos españoles donde se muestran exactamente las mismas cosas? Insisto, es un reflejo de la sociedad y la época de donde proviene la obra. ¿Significa esto que se están defendiendo esos valores? Pues esto sería mejor preguntárselo a los autores, pero describir una realidad no implica que se esté defendiendo o ensalzando. Y esto es algo que podemos aplicar al resto de personajes, empezando por Nobita, Doraemon, Gigante o Suneo. Cierto es que ninguno de ellos es un modelo a seguir, ¿pero por qué deberían serlo? Tanto que nos gusta la figura del anithéroe, y somos incapaces de concebir que en una serie infantil también se presenten personajes así. No, amigos críticos, Nobita no es un ejemplo a seguir para los niños japoneses, y ellos lo saben bien. Y quiero pensar que los niños que han visto a Doraemon en TV3 o en Boing tampoco aspiran a ser unos Nobita en el futuro (bueno, quizás alguno que quiera ser presidente del Barça).
Por cierto, parece que nadie menciona nunca a otro personaje de Doraemon, su hermana Dorami, que se muestra como un robot “mujer” mucho más avanzado, es la primera de la clase e incluso más fuerte que su hermano varón. No solo eso, sabe manejar mucho mejor los inventos, y sería capaz de hacer el trabajo de Doraemon mucho mejor. Y es que lo que también olvidan algunos (a pesar de sus indagaciones sobre los escandalosos orígenes de la trama), es que Doraemon es un robot defectuoso, y por lo tanto, es normal que la cague a menudo cuando le ofrece un invento a Nobita. Y otra cosa que a muchos les pasa por alto es que la serie, en el fondo, sigue la estela de muchos mangas y anime que durante la década de los 50 y los 60 se dedicaban a ensalzar la tecnología y la ciencia (principales motores económicos del Japón de la posguerra), y en muchos casos, perseguían fomentar la vocación científica entre los espectadores. Pero en el fondo, es puro entretenimiento, y no persigue más que la risa. Porque cuando Doraemon quiere ponerse didáctico o dar ejemplo lo hace, y normalmente en otros contextos (libros de texto, por ejemplo).
El “alcoholismo” del padre es otro tema que aparece de vez en cuando, algo que (¡ah, sorpresa!) veremos en otras series como Shin-chan, donde la figura paterna tiene muchos paralelismos; una vez más, porque surgen de una realidad concreta y contemporánea. Y es un buen ejemplo de lo fácil que es malinterpretar un comportamiento, cuando no tenemos en cuenta el contexto cultural en el que se origina. Lo que aquí tachamos rápidamente de “alcoholismo” (adicción al alcohol), en Japón se vive y se interpreta de forma muy distinta. Es muy habitual que los oficinistas salgan casi a diario a cenar con sus compañeros de trabajo (no siempre con ganas, pero hay que hacerlo, especialmente si lo manda el jefe), y en estas cenas el alcohol tiene varias funciones: por un lado, romper el hielo, ya que las relaciones sociales en Japón suelen estar muy encorsetadas y regidas por un protocolo bastante estricto. Pero además, el alcohol, en el contexto empresarial también sirve para que los comensales puedan hablar sobre temas que en la oficina no se pueden abordar de una forma sincera y directa (tampoco nos pondremos ahora a definir todo el tema honne/tatemae, buscadlo). En definitiva, no es tanto una cuestión de alcoholismo, sino que podríamos decir que forma parte de su trabajo. Por lo tanto, esa imagen que aquí se puede interpretar como la de un padre alcohólico, en Japón se ve como algo normal, no necesariamente bueno (por supuesto que esto va a molestar a la parienta), pero solo hace falta pasearse por una estación de tren/metro de Tokio un día cualquiera a coger el último tren, para ver a un montón de hombres trajeados borrachos por los andenes (y suelen ser los borrachos más educados y menos molestos del mundo).
Por cierto, un artículo criticó duramente un episodio en el que Doraemon se saca del bolsillo un invento que permite que cualquier bebida tenga los mismos efectos del alcohol. Como es de esperar, se escandaliza porque Doraemon está alcoholizando a los niños, pero como ocurre casi siempre, se olvidan de contar todo lo que viene a continuación, sin llegar a intentar comprender qué se está mostrando, por qué, y qué consecuencias tiene. Y precisamente es un episodio que está explicando justamente qué efectos tiene el alcohol en las personas, e incluso, porqué los adultos JAPONESES beben en ciertas circunstancias. Pero claro, es más fácil y más llamativo quedarse con la premisa y no ir más allá.
De hecho, es curioso (y molesto), que este ejercicio de se venga haciendo desde hace décadas con todo lo que viene de fuera, y pocas veces esa misma mirada crítica se aplique a uno mismo (eso tan español de la paja en el ojo ajeno). Quizás sea porque es mucho más fácil demonizar lo que viene de fuera, porque es más difícil de comprender. En cambio, esas mismas críticas sobre machismo o alcoholismo se podrían aplicar a decenas de tebeos españoles publicados durante las mismas fechas en que se creó Doraemon y a lo largo de varias décadas. ¿Por qué no se hace? Quizás porque somos más capaces de contextualizarlo y entenderlo, y en definitiva, disculpar aquellos defectos que responden a una época concreta. Y es que si nos ponemos a revisar, hay centenares de clásicos del cine, la literatura y los cómics que son “malos ejemplos para los niños/sociedad”.
Y volviendo de nuevo a Shin-chan, que ya recibió su buena dosis de críticas en su momento (aunque ahora parece superado). Para aquellos que puedan creer que todo el mundo interpreta las cosas de la misma manera, les explicaremos que lo que escandalizaba aquí de la serie eran todas las bromas sexuales que hacía Shinnosuke. Mientras que en Japón, que también tenía un punto de polémico, lo que más cejas levantaba era que tratase de tú a su madre, o la llamara por el nombre (algo que aquí no le importaba a nadie). Por cierto, Shin-chan se publicaba en una revista para adultos.
Muchos estarán pensando que Doraemon sigue al pie del cañón hoy en día, con nuevas producciones anuales, y que sigue pecando de los mismos defectos de épocas pasadas. Y sí, probablemente el machismo sigue imperando, los roles se mantienen, pero como decía antes, ¡es que Japón apenas ha cambiado en ese sentido! Es un país muy conservador, y a pesar de su facilidad para adaptarse a ciertos cambios, hay cuestiones profundas que pueden parecer casi inmutables. Además, hay algo que muchos nunca tienen en cuenta, y es que la inmensa mayoría de mangas y anime se dirigen siempre a un público japonés, y ni por un momento se plantean qué van a pensar los guardianes de la moral occidental de sus producciones. Y que nadie se confunda, no estoy diciendo que no se pueda/deba criticar según qué actitudes, aunque abogo hasta cierto punto por el relativismo cultural, no veo problema en qué se critiquen cuestiones éticas que claman al cielo. Pero siempre debería hacerse desde una buena comprensión de la realidad de lo que se critica, y esto es algo que no he visto en ninguna de las críticas hacia Doraemon. ¿Qué saben del machismo en Japón? ¿Qué saben de cómo se bebe alcohol o de cómo se vive la sexualidad en dicho país? Visto lo visto, no saben absolutamente nada.
Y los niños tampoco, cierto. Pero parece bastante claro que los niños son bastante más inteligentes que muchos adultos (quizás es una de esas cosas que se van perdiendo con la edad), y son más capaces que algunos de disfrutar de según qué cosas sin tomárselo al pie de la letra. Hay muchos niños que disfrutan de las aventuras de Doraemon y Nobita, sabiendo que Nobita hace las cosas mal, que Doraemon es un vago y Gigante un abusón… quizás el otro problema es que algunos creen que los niños son unos sujetos totalmente pasivos, unas esponjas sin criterio, y al final unos monos que imitan todo lo que ven. Pero es que estos discursos los llevamos padeciendo en distintos ámbitos culturales desde hace décadas, y no parece que la música, los cómics o el anime hayan hecho incrementar la delincuencia o los asesinos en serie como algunos han ido pregonando. Los que creen esto quizás también son los que piensan que la educación de sus hijos depende de lo que ven en televisión. No, amigos, depende de sus padres y de su comunidad, y de muchísimos más factores antes que la televisión. Hay que educar a los niños también en cómo ven la televisión, y así puedes dejar de preocuparte tanto por qué cosas ven (porque eso llegará a un punto que será incontrolable).
Esto me lleva a pensar en las películas de Torrente, para que tengamos un referente que algunos puedan comprender. Me imagino a un crítico de cine de Estados Unidos, o cualquier otro país, poniendo a parir la película porque el protagonista es un tío asqueroso, facha, racista, pervertido y tantas otras lindezas que definen al personaje, en definitiva, un mal ejemplo (¡y una mala influencia para los espectadores, pobres ovejitas!). DUH. Y sí, tendría razón, como tienen razón los que dicen que Nobita es un vago, Suneo un cabrón, etc. Pero insisto, ¿significa eso que se crearan estos personajes para convertirse en modelos de comportamiento? ¡Claro que no! Es más, el manga humorístico está plagado de antihéroes, de protagonistas que son imbéciles rematados (desde Bakabon hasta Senbei Norimaki). De hecho, me preocupan mucho más todos esos adultos que hacen una lectura en positivo del personaje de Torrente y lo consideran una especie de icono del buen español, que todos los niños que ven Doraemon y se ríen con las tonterías de Nobita.
Sinceramente, el problema principal no creo que esté en la serie, sino en la mirada perversa (y demasiado a menudo, ignorante) del crítico.
Doraemon es, desde hace años, Embajador Cultural de Japón. Está claro que estos locos japoneses quieren convertirnos a todos en unos pedófilos, pervertidos, alcohólicos y machistas. Es un plan de propaganda política muy bien trazado, ya lo dicen en China.
Dejar comentarioSaludos, cosmonautas.
Hace unos meses ya os hablé de la lista de Esenciales que elaboramos la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic, una lista que al cabo del año termina con 50 títulos elegidos por votación entre los miembros de la misma. Algunos siempre habíamos pensado que sería bueno trasladar esta lista al papel, para que tuviese una mayor difusión en según qué contextos, y cuando la propia asociación se disponía a iniciar el proyecto, nos contactaron de la reputada revista Jot Down con una propuesta que no podíamos rechazar: convertir los Esenciales en un anuario publicado por Jot Down, y ampliar la lista de 50 cómics hasta los 100. Y el resultado es esto, “Cómics Esenciales 2016“:
100 cómics publicados en 2016, con sus respectivas reseñas hechas por algunos de los principales críticos y divulgadores del cómic de España, con una extensa entrevista a Ana Galvañ y Paco Roca (que además son los autores de la portada), y varios artículos/ensayos relacionados con la viñeta. Y para el público de la Arcadia, seguro que será de interés uno que firmamos Marc Bernabé y un servidor sobre el fenómeno gafotaku.
Encontraréis todo tipo de cómic en la selección, ya sea europeo, español, norteamericano… y sí, también hay bastante manga, con reseñas firmadas por autores que conocéis de sobras (y otros quizás no tanto, ¡pero que también son lectores de cómic japonés!).
Si os interesa, podéis adquirir el libro a través de este link (por cierto, se puede adquirir en pack junto a otros libros, así que echad un ojo a la tienda de Jot Down).
Dejar comentarioSaludos, cosmonautas.
No soy Marc Bernabé, pero de vez en cuando también me gusta hablar de algunos de estos mangas que no se han editado en este país, y que realmente me han llamado la atención. Hace un tiempo escribí un post similar sobre Inio Asano, que por entonces solo había publicado un tomo aquí a través de Ponent Mon y era bastante desconocido por estos lares, y las cosas realmente cambiaron al poco tiempo. Pero esta vez, con este autor, tengo bastante claro que no correrá la misma suerte. Y ojalá escriba un post dentro de unos años hablando de lo equivocado que estaba. Pero no pasará. Aunque molaría. Insisto, no pasaría. Aunque quizás si… ¡que no! ¡que no pasará! Vale, tío, tranquilo…
El autor en cuestión es Naoki Yamamoto, y los motivos principales por los que creo que difícilmente se puede llegar a publicar aquí son dos. Primero porque estamos hablando de un autor algo más veterano, que empezó su carrera en los ochenta, y que parece que tuvo algunos de sus mejores momentos en los noventa (aunque con la poca información que hay de él, son conjeturas). Por lo tanto, parece mucho más difícil que alguien apueste por material con varios lustros a las espaldas (aunque nunca se sabe, ¿verdad, Parasyte?). El segundo motivo, quizás más de peso, porque sus obras vienen cargadas de un alto contenido sexual… y no estoy hablando de erotismo, sino de escenas de sexo realmente explícitas y que dominan buena parte de las obras que he podido leer. Aunque muchas de estas escenas tampoco se alejan tanto de lo que hizo Asano en La chica a la orilla del mar, no creo que este tipo de obras sean muy apreciadas por los editores en la actualidad (¡venga, sorprendedme!). Lo que no me “preocupa” tanto es su estilo de dibujo, especialmente por la evolución que ha sufrido. En sus inicios ochenteros puede parecerse a un Adachi más bruto, para acercarse luego a autores como Hisashi Sakaguchi o a Pure (el “otro Masamune Shirow” de los noventa que nadie recuerda), y en los últimos años quizás recuerde a autores más alternativos como Taiyô Matsumoto o a algunas obras de Usamaru Furuya; una evolución escalonada y bastante lógica si se observa de forma cronológica. De hecho, algunas de sus obras más recientes las ha producido sin asistentes, lo cual lleva al autor a simplificar el dibujo. Por cierto, entre los asistentes que tuvo en el pasado, estaba un tal Hiroya Oku (el de Gantz, por supuesto).
Naoki Yamamoto (Hokkaido, 1960)
Hará algo más de 5 o 6 años que pude leer por primera vez algo de Naoki Yamamoto: Arigatô (1994). Empieza de forma muy bestia, unos pandilleros han ocupado una casa, donde están haciendo una sesión de fotos pornográfica con la chica que vive allí con su hermana pequeña y su madre, y acabarán haciendo a la hermana pequeña partícipe de estas sesiones. En medio de todo esto llegará el padre de la familia, que después de cinco años trabajando fuera de casa, con apenas algunas visitas esporádicas, vuelve para encontrarse con semejante panorama. Este salaryman no se anda con chiquitas, y se desatará la violencia en la casa. Dos de los asaltantes se largarán, uno de ellos malherido, pero el tercero y último, que se retuerce de dolor, quedará confinado en la casa como un rehén. Al poco tiempo llegará una banda de moteros de 500 miembros al completo para rescatarle, pero el padre no tiene intención alguna de ceder. Empieza el sitio a la casa, pero también el drama de esta familia disfuncional, con un padre que bordea la locura y que es capaz de preparar un pastel de cumpleaños en medio de todo el percal (teniendo que asaltar la casa de al lado, porque les han cortado la luz). Después de superar esta primera crisis vendrán muchas más, en lo que parece una especie de familia Simpson japonesa… a lo bestia. Chicas que se intentan suicidar, que se escapan de casa, e incluso hacen acto de aparición una de las clásicas sectas japonesas con nombres ridículos. Es una historia cruda, pero al mismo tiempo con sentido del humor, que no deja de ser una reflexión sobre la familia post-estallido de la burbuja económica de los ochenta. ¡Y tiene live-action!
Portada del 4º y último volumen de “Arigatô”. Publicada en la Weekly Big Comic Spirits de 1994 a 1995.
Carátula del VHS de “Arigatô”, película producida por Fuji TV (1996).
A partir de ahí empecé a indagar un poco más en el autor, que se había especializado en historias ecchi, incluso comedias románticas, y una de las primeras paradas obligatorias es un título de 1989, Asatte Dance (que se publicó en inglés como Dance Till Tomorrow, en 1999), probablemente una de las obras más accesibles del autor. Aquí la cuestión sexual no se despliega de forma tan exhuberante, y la historia es algo más convencional que Arigatô o las obras que seguirán: un chico que quiere dejar la universidad para dedicarse al teatro recibe una herencia multimillonaria con una condición, tendrá el dinero cuando haya terminado la universidad, se haya casado y tenga una carrera profesional. Y en medio, una chica que no para de entrometerse en su vida. Sin duda su serie más famosa, y diría que más larga, no solo porque llegase a publicarse en EEUU, sino porque se han hecho dos live actions (En 1991 y en 2006) y una OVA.
Portada del primer tomo de “Dance till Tomorrow” (Asatte Dance), publicada en inglés y en 7 tomos en 1999.
Believers (1999), fue la primera serie semanal que creó sin ayuda alguna de asistentes (adiós, Oku), y donde se empieza a apreciar ese estilo más estilizado del autor. El componente sexual está todavía más subido que en las dos obras citadas anteriormente, pero su historia es más retorcida todavía, e igual de interesante. Dos hombres y una mujer, miembros de una de secta (con un nombre muy parecido a la que aparece en Arigatô), viven juntos en una pequeña isla desierta a modo de prueba/purificación, mientras esperan que su líder les lleve a la tierra prometida.
Portada del primer tomo recopilatorio de “Believers” (de un total de 2), publicado en Big Comic Spirits en 1999.
Empezarán sufriendo algunos problemas para alimentarse, alguna extraña enfermedad, y como era de esperar, empezarán a surgir tensiones sexuales, algo que en principio está prohibido por el credo. Inspirándose en la famosa secta Aum Shinrikyo, los que perpetraron los atentados con gas sarín en el metro de Tokio, un tema realmente candente en Japón y como hemos visto habitual en el autor (también tratado por Inio Asano). Uno de los aspectos más trabajados de este título es precisamente la mentalidad del sectario, su forma de autoconvencimiento (alejados del control directo de su líder), y que viene a mostrar los peligros del lavado de cerebro al que se someten a menudo estos sectarios. La isla donde transcurre la acción se inspira de nuevo en algo real, una isla artificial semi-abandonada de la bahía de Tokio, que el autor pudo pisar poco después de empezar a publicar el manga.
Los tres protagonistas con las camisetas de la secta “Smiley Face Center”.
Más nueva, mucho más extraña, y con ese dibujo cada vez más refinado, es Anjuu no Chi. Y no es que sea uno de los títulos más raros del autor, sino uno de los mangas más surrealistas que he leído hasta ahora. La historia empieza con una chica, vestida de colegiala, que acaba llegando a un pueblo semi-abandonado, para encontrarse con unos extraños personajes que comen piedras y practican sexo anal (para poder cagar las piedras y volver a cocinarlas). Situado en una especie de mundo post-apocalíptico, con una guerra en marcha, algunos aspectos siguen recordando al rollo sectario de “Believers”, y la cuestión sexual está todavía más subida de tono, con una protagonista que está constantemente siendo ¿violada? De los que he podido leer, probablemente este es el que me ha dejado más desconcertado, y todo parece mucho más gratuito.
Portada del primer tomo (de dos) de “Anjuu no chi”, publicada en Ikki entre 2000 y 2001.
Naoki Yamamoto también ha publicado varias obras cortas y podréis encontrar “por ahí”, 197X (dentro del recopilatorio Blue) o Watching TV all the time makes you stupid (bravo por el título). La primera, publicada en 1990, se sitúa en algún momento de la década de los setenta y está protagonizada por dos estudiantes que se encuentran en el cine, y empezaran poco a poco a tener relaciones sexuales. Muchas de las escenas están adornadas con fotogramas de películas, como La naranja mecánica. La segunda historia, algo más reciente (2000), habla sobre el intento de una especie de consejero para hacer salir de su habitación a una hikkikomori. Historia con su dosis de sexo, y final abierto.
Precisamente el recopilatorio de historias cortas, y subiditas de tono Blue, tiene el honor de haberse ganado la designación de “manga no saludable” por el gobierno metropolitano de Tokio. Al parecer, aparece un personaje en el manga que publicará en breve Planeta Cómic, Poison City, que fácilmente podría estar inspirado en él. Ya que habla de esta persecución que han sufrido algunos mangakas. No sabemos si gracias a esto, o por culpa de esto, existe un live-action de las distintas historias que aparecen en Blue, editadas por lo que parece ser una productora de películas X.
Portadas de los DVDs de las adaptaciones de las historias cortas de “Blue”.
Puede que lo surrealista y loco de algunas de sus propuestas, pero sobretodo la parte sexual, echen para atrás a muchos, pero detrás de todo ello está un autor que plantea cosas interesantes, que hace un manga que se sale de los esquemas a los que estamos acostumbrados, que es capaz de incomodar, divertir y excitar al lector a partes iguales. Sus obras son análisis, reflexiones, retratos de distintos aspectos de la sociedad japonesa. Satiriza, parodia, y pone algo de picante a cuestiones que en la mayoría de mangas son puros clichés, idealizaciones que se alejan de la realidad del día a día. Eso tan manido que se ha dicho de Inio Asano, de que es la voz de su generación, creo que podría aplicarse en cierto modo a este autor, precisamente por haber retratado el desencanto, depresión, desesperación y locura que siguió al estallido de la burbuja económica… y que encuentra en el sexo una vía de escapatoria.
¡Mothra! ¡Imposible no querer a un autor que hace portadas como estas!
Tiene una considerable bibliografía, y es un autor que en Japón parece bastante más conocido (también ha llegado a publicar con seudónimos como Tô Moriyama y Mori Tôyama), o no se habrían hecho tantas adaptaciones televisivas de sus obras. Así que es una pena que no nos haya llegado absolutamente nada de él. Creo que su momento fueron los 90, y de hecho su única obra publicada en occidente fue en 1999. Quizás no terminó de cuajar entonces, y veo algo más complicado que lo haga ahora, aunque algunas de sus obras más recientes se pueden comparar (sin tener en cuenta el sexo) a autores que sí se están publicando. ¿El próximo autor “gafotaku“? Soñar es gratis.
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